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Tumores benignos que se ubican en cabeza, cara, cuello y tórax; son semiesféricos, de 1 a 5 cm de diámetro, y de consistencia firme. Según su origen son infundibulares (epidérmicos) o triquilémicos (pilares); la terapéutica es quirúrgica.
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DATOS EPIDEMIOLÓGICOS
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Están entre los tumores benignos más comunes; se observan con mayor frecuencia en personas de mediana edad. Los infundibulares o epidermoides constituyen 80 a 90% y afectan a ambos sexos por igual, y los triquilémicos, 10 a 20% y predominan en mujeres.
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Se originan a partir del folículo piloso. Casi todos se producen por obstrucción debida a hiperqueratosis en el infundíbulo (epidérmicos) o el istmo (pilares). Cuando se derivan del infundíbulo, se caracterizan por pared con un estrato granuloso, y contenido de queratina laminar; pueden formarse por implantación traumática de células epidérmicas, y localizarse en las palmas de las manos, plantas de los pies o nalgas. Los triquilémicos se producen en la cubierta externa del folículo o triquilema; carecen de estrato granuloso y muestran queratina compacta.
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La presencia de lípidos en el quiste forma parte del proceso de queratinización. Los quistes de milium son congénitos o se relacionan con epidermólisis ampollar, porfiria cutánea tarda, quemaduras, o tratamientos con glucocorticoides y láseres.
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Quistes epidérmicos, epidermoides o infundibulares.
Quistes triquilémicos (tricolémicos), pilares o sebáceos.
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Es difícil distinguir ambas variedades en clínica; se diferencian principalmente por su ubicación (figs. 142–1 y 142–2).
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Los quistes infundibulares o epidermoides predominan en tórax, cara y cuello, y se ven menos en las extremidades (figs. 142–1 y 142–3); son lesiones superficiales, asintomáticas, bien limitadas, semiesféricas, de 1 a 5 cm de diámetro, de consistencia renitente, del color de la piel o rosado-blanquecino; es raro que aparezcan en la piel cabelluda, o que sean pigmentadas. Se desplazan sobre los planos profundos; en algunos se puede apreciar el orificio queratinizado del folículo pilosebáceo (punto o poro central); cuando se inflaman y abren, dejan salir un material espeso y fétido; son únicos o múltiples. La rotura de la pared da lugar a una reacción inflamatoria. Los quistes de milium son quistes epidérmicos pequeños (1 a 2 mm) de la zona subepidérmica, en niños predominan en cara, y en adultos en mejillas y párpados (fig. 142–2).
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