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159A ENFERMEDADES DE LA MUCOSA VULVAR

INTRODUCCIÓN

Las dermatosis vulvares son frecuentes, variadas y poco conocidas, por lo que el diagnóstico y tratamiento suelen ser erróneos. La evolución puede ser prolongada por la tardanza de la paciente para consultar y del médico para diagnosticar. Es un área que el dermatólogo desconoce y de la cual con frecuencia el ginecólogo no se ocupa.

Es conveniente recordar que la vulva está constituida por estructuras mucocutáneas que conforman los genitales femeninos externos; abarca desde el pubis en la parte anterior hasta el periné en la posterior, y está limitada de manera lateral por los pliegues crurales.

Los labios mayores son dos pliegues de piel, derivados del ectodermo con tejido adiposo en su interior. Los labios menores se sitúan por dentro de los mayores, y son pliegues más delgados de tejido conjuntivo y epitelio escamoso. El vestíbulo o introito es una mucosa que se extiende desde el origen del labio menor al anillo del himen. Los labios mayores cubren y protegen las estructuras más delicadas como son clítoris y su capuchón, labios menores, vestíbulo y horquilla posterior, que corresponde al vestíbulo en el área posterior y que se extiende hasta el cuerpo perineal (esquema 159–1).

La vulva contiene diferentes tipos de epitelio según la estructura; por ejemplo, los labios mayores contienen todos los componentes de la piel: complejo pilosebáceo, glándulas sudoríparas ecrinas y apocrinas. La cara medial de los labios mayores y la interna de los labios menores están cubiertas con piel parcialmente queratinizada donde pueden apreciarse algunos folículos pilosos. En la mucosa de los labios menores se aprecian numerosas glándulas apocrinas y sebáceas aisladas o ectópicas; aquí se señala la línea de demarcación (“línea de Hart”) entre la mucosa modificada y la mucosa de la piel del vestíbulo; esta mucosa que recubre la vagina y la superficie externa del cérvix no es queratinizada y presenta numerosas glándulas mucosas secretoras, dependientes de estrógenos, que proporcionan la humedad de la zona.

Los síntomas como prurito o dolor son los que hacen que una mujer con una lesión en la región vulvar acuda a consulta. O bien, la paciente es referida por otro médico que visualizó una lesión nueva o de aspecto diferente.

A fin de llevar a cabo una buena exploración es necesario que la paciente se coloque en posición ginecológica, sobre una camilla cómoda, situada en un lugar bien iluminado y con temperatura agradable. Se deben proporcionar los cuidados de privacidad y confianza necesarios. El médico observa la implantación y características del vello púbico. Con las manos enguantadas, procede a separar los labios mayores y explora las estructuras anatómicas ya descritas. La forma de enfocar estos padecimientos puede ser muy variada, algunos autores lo ...

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