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Los tumores cutáneos benignos son neoformaciones comunes en la práctica dermatológica. Se pueden observar a cualquier edad, sin embargo, la incidencia aumenta de forma proporcional con la misma. Se deben a la proliferación de uno o más componentes de la piel y pueden manifestarse en múltiples formas como lesiones blandas, queratósicas, quísticas, únicas o múltiples y de crecimiento lento.
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Estos tumores benignos pueden constituir un problema estético, funcional o ser marcadores de enfermedad sistémica. Los criterios de sospecha más importantes cuando se relacionan con enfermedad sistémica son el aumento súbito e inexplicable en el número de lesiones, incremento en el tamaño y su asociación con otros tumores benignos o malignos. En este contexto, los tumores benignos pueden tener mayor riesgo de transformación maligna.
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Los tumores benignos como marcadores de enfermedad sistémica pueden manifestarse en tres formas: síndromes paraneoplásicos, genodermatosis y otras dermatosis. Se clasifican de acuerdo con el sitio de origen como tumores queratinocíticos, melanocíticos, derivados de los anexos, con diferenciación folicular, con diferenciación sebácea, de tejido blando, neurales y de tejido celular subcutáneo, entre otros. Por lo general, el diagnóstico se puede realizar mediante la exploración física, sin embargo, algunos requieren confirmación por histopatología. En ocasiones es necesario utilizar otras herramientas de confirmación diagnóstica como la inmunohistoquímica, dermatoscopía, el ultrasonido y la microscopía confocal.
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ACANTOSIS NIGRICANS MALIGNA (ANM)
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Es un síndrome paraneoplásico raro, que se caracteriza por la presencia de placas engrosadas, pruriginosas, hiperpigmentadas e hiperqueratósicas de rápida progresión, localizadas en cuello, axilas, ingles, dorso de manos y pies (figs. 170–1 y 170–2) y membranas mucosas (fig. 170–3). Con la evolución las placas se tornan papilomatosas y aterciopeladas y puede aparecer tilosis en palmas y plantas. Es más común en personas de edad avanzada y se reconoce como un signo cutáneo de malignidad interna, particularmente asociado con carcinoma gástrico (55–61%), cáncer de páncreas, del área ginecológica y de pulmón. Cuando los carcinomas se asocian con ANM son de alto grado de malignidad y la tasa de supervivencia media es menor a un año en ausencia de tratamiento. Puede aparecer antes, durante o después del inicio del cáncer y en ocasiones ser marcador de reactivación tumoral; la involución del tumor se asocia a mejoría o desaparición de las lesiones cutáneas (cap. 116).
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