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INTRODUCCIÓN

El término conjuntivitis se refiere al estado de inflamación de la conjuntiva, situación que se puede establecer a expensas de una gran variedad de estímulos, la mayoría trivial y autolimitada. Otras, sin embargo, pueden dar origen a serios problemas oculares debido a su capacidad de destruir tejido superficial en forma perdurable. La presentación de los cuadros conjuntivales puede darse de manera aguda, subaguda o crónica y sus causas más frecuentes son bacterianas, virales, por clamidias, alérgicas, irritaciones ambientales y síndromes mucocutáneos.

CONJUNTIVITIS BACTERIANAS

Las infecciones bacterianas de la conjuntiva no respetan sexo ni edad y se distribuyen de modo uniforme en el mundo. Son sin duda una de las entidades clínicas a las que con mayor frecuencia se enfrenta el médico general. Diferenciarlas de otras formas potencialmente peligrosas, conocer su manejo y tratamiento e indicar, cuando sea necesario, la intervención del especialista, son conocimientos y destrezas necesarias en el médico general.

La fuente de contagio es múltiple y variada, y con frecuencia es difícil distinguir la causa desencadenante. Las conjuntivitis bacterianas pueden darse por el contacto mano–ojo, descompensación de la flora normal, factores extrínsecos, reflujo de microorganismos patógenos por vía retrógrada a través de los conductos lagrimales y por inoculación de sustancias contaminadas del medio como polvo y partículas. Cualquiera que sea la causa, el hecho es que las fuerzas mecánicas y bacteriostáticas del parpadeo y la lágrima son insuficientes para controlar el crecimiento de microorganismos, lo que origina su proliferación y la aparición del cuadro clínico de una conjuntivitis bacteriana.

Después de un periodo variable de incubación, el paciente presenta ojo rojo, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo y de manera muy peculiar secreción de aspecto verdoso, verde amarillento o evidentemente purulento que en forma característica se acumula por la noche (debido a la ausencia de parpadeo), por lo que el sujeto tiene secreciones abundantes por la mañana y, con el tiempo, los párpados adheridos. Durante el día es frecuente la secreción en cantidad variable según la gravedad del cuadro.

La presencia de secreción es la piedra angular en el diagnóstico de las conjuntivitis bacterianas, ya que otras entidades, por virus o clamidias, cursan con escasa o nula secreción. El dato de un ojo que amanece con abundantes legañas o con los párpados adheridos entre sí es clave para poder diagnosticar una conjuntivitis bacteriana. La falta de este dato, por sí sola, no excluye la presencia de una infección de la superficie ocular, ya que los cuadros subagudos o crónicos pueden presentarse en ausencia de secreción matinal y secretar durante el día de manera escasa. En estos casos, en los que puede haber confusión, el diagnóstico diferencial más importante sería con respecto a las conjuntivitis alérgicas, que también pueden tener secreción escasa. Sin embargo, la historia clínica y el examen cuidadoso constituyen la clave para el diagnóstico diferencial de estas entidades (Cuadro ...

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