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La probabilidad de supervivencia de los recién nacidos (RN) mejora mucho con la prevención exitosa de la pérdida excesiva de calor. El RN debe mantenerse en un ambiente térmico neutral. Esto se define como el intervalo de temperatura externa en el que la tasa metabólica y por tanto el consumo de oxígeno sean mínimos, mientras el RN conserva una temperatura corporal normal (fig. 8–1 y 8–2, cuadro 8–1). La temperatura cutánea normal del RN es 36.0°C a 36.5°C (96.8–97.7°F), y la temperatura central (rectal) normal es de 36.5°C a 37.5°C (97.7–99.5°F). La temperatura axilar puede ser 0.5°C a 1.0°C menor (95.9–98.6°F). Una temperatura corporal normal implica sólo un balance entre la producción y la pérdida de calor, y no debe interpretarse como equivalente de una tasa metabólica y consumo de oxígeno óptimos y mínimos.
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I. HIPOTERMIA Y PÉRDIDA EXCESIVA DE CALOR
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Los RN prematuros están predispuestos a la pérdida de calor porque tienen un cociente alto entre la superficie corporal y el peso corporal (tres a cinco veces mayor que un adulto), poca grasa subcutánea aislante y reservas reducidas de glucógeno y grasa parda. Además, su postura hipotónica (“de rana”) limita su capacidad para acurrucarse a fin de reducir la superficie cutánea expuesta al ambiente más frío.
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