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Al nacimiento, los recién nacidos (RN) tienen mala agudeza visual, de 20/600, que mejora a 20/120 a los tres meses y a 20/60 a los seis meses de edad. La visión binocular comienza a desarrollarse a los tres a cuatro meses de edad y la capacidad para distinguir el color comienza a los cinco meses. El sistema visual alcanza la madurez hasta los nueve a 10 años de edad. El tiempo de desarrollo y plasticidad entre el nacimiento y la madurez visual se conoce como periodo crítico, el periodo durante el cual debe desarrollarse la visión apropiada para alcanzar una agudeza visual normal y visión binocular. Las alteraciones o impedimentos para la imagen proyectada en la retina tienen un efecto profundo en el desarrollo visual y pueden causar enfermedades que ponen en peligro la visión y ceguera. Por lo tanto, es esencial identificar temprano estas alteraciones para prevenir un resultado visual pobre. La mayor parte de la pérdida visual es prevenible o reversible con la intervención correcta para la causa particular. La recuperación depende de la madurez de las conexiones visuales, la duración de la privación y la edad en la que se inicia el tratamiento.
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El examen ocular del RN es esencial para identificar enfermedades que pueden causar ceguera y evitar la pérdida o daño visual permanentes. El objetivo de la exploración es identificar alteraciones que ponen en peligro la visión o al ojo, como tumores orbitarios, posición o función anormales de los párpados, estrabismo, cataratas, opacidades corneales, malformaciones congénitas y anormalidades retinianas, con una referencia rápida al oftalmólogo pediatra (cap. 7).
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La American Academy of Pediatrics recomienda una valoración apropiada para la edad en el periodo neonatal. Los RN con riesgo alto de problemas oculares (p. ej., los prematuros, aquellos con retrasos neurológico o del desarrollo significativo, con enfermedades metabólicas o genéticas, antecedente familiar de enfermedades oculares con ceguera, cualquier enfermedad sistémica relacionada con alteraciones oculares) deben referirse para el examen ocular especializado de un oftalmólogo pediatra. Los hallazgos normales que se resuelven incluyen edema, eversión palpebral, equimosis, hemorragia subconjuntival y un nevo simple. Cualquier anomalía inesperada en el examen justifica la referencia.
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Antecedentes oculares y familiares. Debe realizarse un interrogatorio completo de enfermedades oculares en la familia, incluidos los antecedentes de cataratas congénitas, retinoblastoma y retinopatías hereditarias.
Valoración de la visión. Incluso cuando acaba de nacer, el RN parpadea como respuesta a una linterna; este reflejo debe ser igual en ambos ojos. Sin embargo, es probable que la capacidad para fijar y seguir un objeto no exista en los primeros meses de edad.
Examen externo. Debe realizarse una inspección externa de los ojos (conjuntiva, esclerótica, córnea e iris) y párpados para identificar anomalías congénitas o adquiridas. Los párpados deben estar formados por completo, sin deformidad ni anomalías adquiridas. La córnea debe ser clara, de 9.5 a 10.5 ...