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Una convulsión se define como una alteración paroxística de la función neurológica (es decir, conductual, o de las funciones motora o autonómica). (En el cap. 82 se describe el tratamiento de convulsiones durante la guardia).
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Las convulsiones neonatales son relativamente frecuentes y ocurren en dos a tres recién nacidos (RN) por cada 1 000 nacidos; la incidencia es mayor entre los RN prematuros, hasta de 130 en 1 000.
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Las neuronas del sistema nervioso central (SNC) experimentan despolarización como resultado de la entrada de sodio. La repolarización ocurre por la salida de potasio. Una convulsión se produce cuando hay despolarización excesiva, lo que origina una descarga eléctrica sincrónica excesiva. Volpe (2001) propuso las siguientes cuatro razones posibles para la despolarización excesiva: falla de la bomba de sodio-potasio por un trastorno en la generación de energía, un exceso relativo de neurotransmisores estimulantes respecto de los inhibidores, una deficiencia relativa de neurotransmisores inhibidores respecto de los estimulantes y una alteración en la membrana neuronal que inhibe el desplazamiento de sodio. Sin embargo, los mecanismos básicos de las convulsiones neonatales se desconocen.
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Las convulsiones neonatales tienen muchas causas, pero son pocas las que explican la mayor parte de los casos. Por lo tanto, sólo se describen aquí las causas frecuentes de convulsiones. El cuadro 120–1 presenta una lista más amplia de causas.
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La asfixia perinatal es la causa más frecuente de convulsiones neonatales. La encefalopatía hipóxica isquémica (HIE, hypoxic ischemic encephalopathy) se observa en cerca de 1 a 2 por cada 1 000 nacidos vivos. En realidad, casi dos tercios de los casos de convulsión neonatal se deben a HIE. Éstos ocurren en las primeras 24 h de edad en la mayoría de las veces. En lactantes prematuros, las convulsiones son de ...