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INTRODUCCIÓN

El cerebelo se encarga de la coordinación de los movimientos, en especial los voluntarios que requieren habilidad, el control de la postura y la marcha, y la regulación del tono muscular. Además, puede ser que el cerebelo participe en la modulación del estado emocional y en algunos aspectos de la función cognitiva. Los mecanismos por los que estas funciones se efectúan son objeto de investigación intensa de anatomistas y fisiólogos. Los estudios de estos investigadores ofrecen una gran cantidad de información, lo que da fe de la complejidad de la organización del cerebelo y sus conexiones aferentes y eferentes. En la actualidad está en surgimiento un cuadro coherente de la función cerebelosa y es posible relacionar cada uno de los síntomas de la enfermedad cerebelosa con la alteración de una discreta unidad anatómica o funcional del cerebelo.

Los conocimientos de la función cerebelosa se derivan sobre todo del estudio de lesiones naturales o experimentales y, en menor grado, de estimulación del cerebelo, que influye muy poco en las características de los movimientos normales o en las alteraciones de los movimientos inducidos. Además, ninguna de las actividades motoras del cerebelo alcanza la percepción cinestésica consciente; su acción principal, que es de máxima importancia, incluye auxiliar en la modulación de los movimientos voluntarios. La siguiente descripción de la estructura y la función cerebelosa se simplificó por necesidad; una explicación completa puede encontrarse en las publicaciones de Jansen y Brodal, de Gilman y de Thach et al.

CONSIDERACIONES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS

Los estudios iniciales de la anatomía comparativa y las conexiones de las fibras del cerebelo condujeron a subdividirlo en tres partes (fig. 5–1 y cuadro 5–1): 1) el lóbulo floculonodular, de localización inferior, que es la porción filogenéticamente más antigua del cerebelo, y es muy similar en todos los animales (de aquí el nombre de arquicerebelo). Está separado de la masa principal del cerebelo, o cuerpo cerebeloso, por la fisura posterolateral. 2) El lóbulo anterior o paleocerebelo es la porción rostral en relación con la fisura primaria; en los animales inferiores constituye la mayor parte del cerebelo, pero en el ser humano es hasta cierto punto pequeño y está formado por el vermis anterosuperior y la corteza paravermiana contigua. 3) El lóbulo posterior o neocerebelo, conformado por las divisiones medias del vermis y sus grandes extensiones laterales. Las porciones principales de los hemisferios cerebelosos humanos caen en esta subdivisión.

Figura 5–1.

Generalidades de la organización anatómica y funcional del cerebelo. A. Vista dorsal del cerebelo que muestra la vermis en la línea media, los hemisferios laterales y los núcleos profundos. B. Vista mesosagital del tronco del encéfalo y cerebelo. C. Vista ventral del cerebelo. D. Zonas funcionales del cerebelo (dibujado y modificado con autorización de Kandel ER, Schwartz JH, Jessel TM, et al: Principles of Neural Science, 5th ed. New York, McGraw-Hill, ...

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