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INTRODUCCIÓN

En el capítulo anterior se revisa el dolor, sus vías y mecanismos. Existen otras experiencias somatosensitivas que utilizan órganos terminales, vías y mecanismos neurofisiológicos, todos especializados; incluyen los sentidos del tacto, vibración y posición articular, apreciación de la presión profunda y también experiencias sensitivas integradas que dependen de las funciones corticales, las cuales se estudiarán en este capítulo. La diferenciación entre los dos sistemas somatosensitivos amplios es lógica en la medida en que cada uno depende de vías propias en los nervios periféricos, la médula espinal y el encéfalo. Sin embargo, en la práctica clínica son estudiados en paralelo y aportan información complementaria respecto a la localización y la naturaleza de una lesión. El sistema nervioso periférico está organizado en segmentos, y por ello la representación superficial de todas las sensaciones, nociceptivas y no nociceptivas, sigue los contornos de los dermatomas y del mapa de nervios periféricos de la fig. 8–1.

Figura 8–1.

Campos cutáneos de los nervios periféricos. (Tomada con autorización de Haymaker W, Woodhall B: Peripheral Nerve Injuries, 2a ed. Philadelphia, Saunders, 1953.)

La esfera de las experiencias sensitivas táctiles posee la misma amplitud que las que provienen de la vista y el oído. Los receptores que traducen en la piel las fuerzas mecánicas son diversos y perfectamente adecuados para que el encéfalo diferencie entre experiencias sutiles que van desde la contextura del agua hasta la rugosidad de la arena entre los dedos. Además, las funciones sensitivas y motoras son interdependientes, como lo ilustraron de manera impresionante los primeros experimentos en animales de Claude Bernard y Charles Sherrington, en los que se suprimían prácticamente todos los movimientos eficaces de la extremidad al eliminar sólo su inervación sensitiva (corte de las raíces posteriores). La interrupción de otras vías sensitivas y la destrucción de la corteza parietal tiene también un efecto profundo sobre la motilidad. En mayor extensión, la actividad motora humana depende de un arribo constante de impulsos sensitivos (la mayoría de ellos imperceptible de manera consciente). Por lo tanto, la integración sensitiva y motora es necesaria para que funcione normalmente el sistema nervioso, pero las enfermedades pueden afectar una u otras funciones independientemente. Puede haber pérdida o trastorno de la función sensitiva, que llega a representar la manifestación principal de la enfermedad neurológica.

CONSIDERACIONES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS

Toda la sensación depende de impulsos producidos mediante estimulación adecuada de los receptores y transmitidos hacia el sistema nervioso central por fibras aferentes o sensitivas. Los receptores sensitivos son de dos tipos generales: los situados en la piel, que median la sensación superficial (exteroceptores), y los de los órganos somáticos más profundos (propioceptores). Los receptores cutáneos son particularmente numerosos y transducen cuatro tipos de experiencia sensitiva: calor, frío, tacto y dolor. Los propioceptores informan al organismo acerca de la posición del ...

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