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En esta sección se analiza el dolor y la sensibilidad somática provenientes, de manera predominante, de impulsos aferentes nacidos en los órganos, la piel, los vasos sanguíneos, tejidos conjuntivos, músculos y articulaciones. Por su extraordinaria importancia clínica, el dolor se expone en un capítulo aparte. En la siguiente sección se estudia los sentidos especiales como son vista, oído, gusto y olfato; dentro de los trastornos del sistema nervioso autónomo se incluyen las sensaciones viscerales, de las cuales muchas no alcanzan un nivel consciente.
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El dolor es un signo importante de enfermedades; sobresale de todas las experiencias sensitivas por las que los seres humanos advierten la existencia de alguna enfermedad. Son muy pocas las enfermedades clínicas en neurología que no tienen una fase dolorosa. Aún más, el diagnóstico de algunas depende decisivamente de la ausencia característica de dolor. La cefalea y el dolor por trastornos de la columna y raíces vertebrales tienen un sitio peculiar en la práctica clínica y se expondrán en sus capítulos correspondientes.
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Para estudiar eficazmente los problemas de dolor y alteraciones sensitivas se necesita conocer en detalle la anatomía de las vías y la inervación sensitivas de segmentos corporales y tener conocimientos de los factores psicológicos que influyen en la percepción del dolor y la reacción a él. Las funciones mencionadas se realizan por medio de dos grandes sistemas que reciben su nombre de acuerdo con sus fascículos de la médula espinal: vías espinotalámicas para el dolor y vías de la columna posterior-lemnisco interno para el tacto, posición articular, presión profunda y sensación vibratoria. A continuación, se exponen algunos hechos básicos:
El sistema espinotalámico se origina en terminaciones nerviosas libres que se fusionan en axones levemente mielinizados. Estas fibras representan las proyecciones periféricas de neuronas que están en los ganglios de la raíz dorsal. Precisamente en tales raíces (dorsales posteriores) están las proyecciones centrales que llegan a la médula espinal y establecen sinapsis en las astas dorsales, en las neuronas. Los axones de estas neuronas muestran decusación y ascienden en la forma de fascículo espinotalámico cuyo punto final es el tálamo. Una vía análoga llamada vía medular del trigémino preserva la sensación de dolor en la cara.
El sistema columna posterior-lemnisco interno se origina en diversos receptores especializados y característicos que producen axones muy mielinizados cuyas células están dentro de los ganglios de las raíces dorsales. Sus proyecciones centrales se incorporan a las raíces mencionadas y después el asta dorsal de la médula. Sin sinapsis ni decusaciones ascienden en la forma de columna posterior. De forma análoga al fascículo trigémino talámico anterior por ellas cursan los estímulos de sensación somática provenientes de la cara.
Los problemas del dolor localizado en la cabeza y el dorso (columna) tienen un sitio especial en la neurología, ante las relaciones existentes entre la duramadre, las raíces raquídeas y los vasos sanguíneos; cada una de ellas genera señales dolorosas como resultado de enfermedades en las estructuras proximales ...