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INTRODUCCIÓN

Los médicos tienen una amplia gama de modalidades de imágenes a su disposición para ayudarlos en el diagnóstico no invasivo. A pesar de la introducción de modalidades de imagen altamente especializadas, los procedimientos radiológicos como las radiografías de tórax y la ecografía continúan desempeñando un papel vital en el enfoque diagnóstico para la atención de los pacientes. La ecografía se usa cada vez más como un procedimiento de punto de atención que ayuda con la colocación de la línea intravenosa y permite extender la exploración física del tiroides torácico, el corazón y el abdomen. En la mayoría de las instituciones, la CT está disponible para realizar estudios urgentes y es invaluable para la valoración inicial de pacientes con traumatismo, sospecha de hemorragia del CNS o accidente cerebrovascular isquémico. La resonancia magnética y las técnicas relacionadas (angiografía por resonancia magnética, resonancia magnética funcional, espectroscopia por resonancia magnética) proporcionan una alta resolución de muchos tejidos, incluidos el cerebro, el sistema vascular, las articulaciones y la mayoría de los órganos grandes. Las exploraciones con radionúclidos, incluida la tomografía por emisión de positrones (PET, positron emission tomography), pueden proporcionar una valoración funcional de órganos o regiones específicas dentro de los órganos. La combinación de PET con resonancia magnética o tomografía computarizada proporciona imágenes altamente informativas de la ubicación y la configuración de las lesiones metabólicamente activas, como los cánceres.

Este capítulo revisará las indicaciones y la utilidad de los estudios radiológicos más utilizados por los internistas.

RADIOGRAFÍA DE TÓRAX

  • Accesible y debe ser parte de la valoración estándar para pacientes con dolencias cardiopulmonares (FIG. 3–1).

  • Capaz de identificar afecciones potencialmente mortales como neumotórax, aire intraperitoneal, edema pulmonar, neumonía y disección aórtica.

  • Casi siempre es normal en pacientes con embolia pulmonar aguda.

  • Debe repetirse luego de 4 a 6 semanas en pacientes con proceso neumónico agudo para documentar la resolución del infiltrado radiográfico.

  • Se utiliza junto con la exploración física para respaldar el diagnóstico de insuficiencia cardiaca congestiva. El diagnóstico de insuficiencia cardiaca está respaldado por hallazgos de cardiomegalia, cefalización, líneas B de Kerley y derrames pleurales.

  • Debe repetirse con frecuencia en pacientes intubados para examinar la posición del tubo endotraqueal y descartar la posibilidad de barotrauma.

  • Las características de la enfermedad alveolar o del espacio aéreo incluyen opacidades irregulares no homogéneas y broncogramas aéreos.

  • Ayuda a evidenciar la naturaleza de flujo libre de los derrames pleurales. Se deben obtener vistas de decúbito para excluir loculación de líquido pleural antes de los intentos de extraer dicho líquido.

FIGURA 3–1

Radiografía de tórax normal. Revisión de la anatomía. 1. Tráquea. 2. Carina. 3. Aurícula derecha. 4. Hemidiafragma derecho. 5. Arco aórtico. 6. Hilio izquierdo. 7. Ventrículo izquierdo. 8. Hemidiafragma izquierdo (con burbuja estomacal). 9. Espacio claro retroesternal. 10. Ventrículo derecho. 11. Hemidiafragma izquierdo (con burbuja estomacal). 12. Bronquio del lóbulo superior izquierdo.

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