++
La sobredosis letal es una complicación relativamente común del trastorno por consumo de opioides (capítulo 203). Casi 50 000 muertes por sobredosis con opioides ocurren en el año en Estados Unidos y estos números continúan aumentando y se han acelerado debido a la mezcla de derivados de fentanilo de alta potencia con heroína. Las tasas de mortalidad aceleradas se deben en parte a que la reversión de las sobredosis de fentanilo puede requerir dosis de naloxona varias veces mayores que las dosis en los dispositivos intranasales utilizados para la reanimación no médica en la calle. El diagnóstico se basa en el reconocimiento de los signos y síntomas característicos, incluidas las respiraciones superficiales y lentas, la miosis pupilar (la midriasis no ocurre hasta que exista una anoxia cerebral significativa), bradicardia, hipotermia y estupor o coma; los adulterantes también pueden producir una reacción alérgica caracterizada por disminución del estado de alerta, edema pulmonar espumoso y un recuento elevado de eosinófilos en la sangre. Los opioides por lo regular no producen convulsiones, excepto en casos inusuales de uso de drogas múltiples con meperidina opioide o con altas dosis de tramadol. Los estudios de toxicología en sangre u orina pueden confirmar un diagnóstico, aunque el tratamiento inmediato debe basarse en criterios clínicos.
++
Es esencial el reconocimiento rápido y el tratamiento con naloxona, un agente de reversión específico que está relativamente libre de complicaciones. Si no se administra naloxona, se produce una progresión a colapso respiratorio y cardiovascular que conduce a la muerte.
++
TRATAMIENTO Abuso de narcóticos
El manejo de una sobredosis requiere el soporte de funciones vitales, incluida la intubación si es necesario, más naloxona (cuadro 13–1). El objetivo es revertir la depresión respiratoria y no administrar tanta naloxona que precipite la abstinencia de opiáceos. Debido a que la naloxona sólo dura unas pocas horas y la mayoría de los opioides perdura mucho más, con frecuencia se emplea un goteo intravenoso de naloxona con monitorización estrecha para proporcionar un nivel continuo de antagonismo de 24 a 72 h, en dependencia del opioide utilizado en la sobredosis (p. ej., morfina vs. metadona).
Si la sobredosis se debe a la buprenorfina, es posible que se requiera naloxona en dosis totales de 10 mg o más, pero la sobredosis primaria de buprenorfina es casi imposible porque este agente es un agonista opioide parcial; a medida que aumenta la dosis de buprenorfina tiene mayor actividad antagonista opioide que agonista. Por tanto, una dosis de buprenorfina de 0.2 mg conduce a analgesia y sedación; mientras que una dosis de 20 mg 100 veces mayor produce una oposición profunda de los opioides, precipitando la abstinencia de opioides en una persona que tuvo un trastorno por su uso con morfina o metadona.
Cuando la naloxona tiene un efecto limitado, se consideran otros medicamentos sedantes, en especial las benzodiacepinas que han producido sobredosis y muertes en ...