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Pigmentación amarilla de la piel causada por la elevación del nivel de bilirrubina sérica (también denominada icterus); a menudo más fácilmente discernible en las escleróticas. La ictericia escleral se vuelve clínicamente evidente a un nivel de bilirrubina sérica ≥51 µmol/L (≥3 mg/dL); la decoloración amarilla de la piel también ocurre con niveles elevados de caroteno en suero, pero sin pigmentación de las escleróticas.
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METABOLISMO DE LA BILIRRUBINA
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La bilirrubina es el principal producto de descomposición de la hemoglobina liberada por los eritrocitos senescentes. En un inicio se une a la albúmina, se transporta al hígado, se conjuga a una forma soluble en agua (glucurónido) por la glucuronosiltransferasa, se excreta en la bilis y se convierte en urobilinógeno en el colon. El urobilinógeno se excreta principalmente en las heces; una pequeña porción es reabsorbida y excretada por el riñón. La bilirrubina puede filtrarse por el riñón sólo en su forma conjugada (medida como la fracción “directa”); por tanto, el aumento de la concentración sérica directa de bilirrubina se asocia con la bilirrubinuria. El aumento de la producción y excreción de bilirrubina (incluso sin hiperbilirrubinemia, como en la hemólisis) produce niveles elevados de urobilinógeno en la orina.
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La hiperbilirrubinemia ocurre como resultado de 1) sobreproducción; 2) absorción deteriorada, conjugación o excreción de bilirrubina; 3) regurgitación de bilirrubina no conjugada, o conjugada, de hepatocitos o conductos biliares dañados (cuadro 44–1).
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Los pasos iniciales en la valoración del paciente con ictericia son para determinar si 1) la hiperbilirrubinemia está conjugada o no conjugada, y 2) otras pruebas hepáticas bioquímicas son anormales (figs. 44–1 y 44–2, cuadros 44–2 y 44–3). El examen clínico esencial incluye antecedentes (especialmente duración de ictericia, prurito, dolor asociado, factores de riesgo de enfermedades de transmisión parenteral, medicamentos, uso de etanol, antecedentes de viajes, cirugía, embarazo, presencia de cualquier síntoma que lo acompañe), exploración física (hepatomegalia, sensibilidad sobre el hígado, vesícula palpable, esplenomegalia, ginecomastia, atrofia testicular, otros estigmas de enfermedad hepática crónica), análisis de hígado en sangre (véase más adelante) y recuento sanguíneo completo.
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