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El derrame pleural se define como el exceso de acumulación de líquido en el espacio pleural. Los derrames pleurales, por lo general, se detectan mediante imágenes de tórax (radiografía o CT); la ecografía de tórax puede guiar los procedimientos de toracocentesis. Las dos clases principales de derrames pleurales son los trasudados, que son causados por influencias sistémicas en la formación o reabsorción de líquido pleural, y los exudados, que son causados por influencias locales en la formación y reabsorción de líquido pleural. Las principales causas de derrames trasudativos son insuficiencia cardiaca ventricular izquierda, cirrosis y síndrome nefrótico. Las principales causas de derrames exudativos son neumonía bacteriana, malignidad, infección viral y embolia pulmonar. En el cuadro 137–1 se proporciona una lista más completa de las etiologías de los derrames pleurales trasudativos y exudativos. Se indican procedimientos de diagnóstico adicionales con derrames exudativos para definir la causa de la enfermedad local.
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Los exudados cumplen al menos uno de los siguientes tres criterios: índice alto entre líquido pleural y proteína sérica (>0.5), lactato deshidrogenasa (LDH, lactate dehydrogenase) de líquido pleural mayor que dos tercios del límite superior normal de laboratorio para LDH sérica o LDH sérica y pleural relación >0.6. Los derrames trasudativos, por lo general, no cumplen ninguno de estos criterios. Sin embargo, estos criterios identifican erróneamente alrededor de 25% de los trasudados como exudados. Para los derrames exudativos, el líquido pleural también debe analizarse para pH, glucosa, recuento de leucocitos con estudios diferenciales, microbiológicos y citológicos. En la figura 137–1 se presenta un algoritmo para determinar la etiología de un derrame pleural.
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