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Las reacciones farmacológicas adversas están entre los problemas más frecuentes hallados clínicamente, y representan una causa común de hospitalización. Estas se producen con más frecuencia en pacientes que consumen múltiples fármacos y son causadas por:
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Errores en la autoadministración de los fármacos prescritos (muy común entre los ancianos).
Magnificación del efecto farmacológico deseado (p. ej., hipotensión en un paciente a quien se le suministra un fármaco antihipertensivo).
Administración simultánea de fármacos con efectos sinérgicos (p. ej., aspirina y warfarina).
Reacciones citotóxicas (p. ej., necrosis hepática causada por el acetaminofén).
Mecanismos inmunológicos (p. ej., trombocitopenia inducida por la quinidina, lupus eritematoso sistémico inducido por la hidrazalina).
Defectos enzimáticos determinados genéticamente (p. ej., anemia hemolítica inducida por la primaquina en caso de deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa [G6PD, glucose-6-phosphate dehydrogenase]).
Reacciones idiosincráticas (p. ej., anemia aplásica inducida por el cloranfenicol).
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Los antecedentes tienen una importancia capital. Considere lo siguiente:
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Fármacos sin prescripción y agentes tópicos como causantes potenciales.
Reacciones previas a fármacos idénticos.
Asociación temporal entre la administración del fármaco y el desarrollo de manifestaciones clínicas.
Disminución de las manifestaciones cuando el fármaco se abandona o cuando se disminuye su dosis.
Recurrencia de las manifestaciones ante una readministración cuidadosa (para reacciones menos peligrosas).
Raro: 1) Anomalías bioquímicas, por ejemplo, deficiencia de G6PD en los eritrocitos como causa de anemia hemolítica inducida por fármacos; 2) anticuerpos séricos anómalos en pacientes con agranulocitosis, trombocitopenia o anemia hemolítica.
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El cuadro 211–1 muestra varias manifestaciones clínicas de efectos farmacológicos adversos. Este no pretende ser completo o exhaustivo. Para consultar este cuadro, vaya a la página 1249.
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