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OBJETIVOS
Después de revisar este capítulo, será capaz de:
Nombrar las hormonas clave secretadas por las células de Leydig y las células de Sertoli presentes en los testículos.
Identificar los pasos involucrados en la espermatogénesis.
Identificar los mecanismos que producen la erección y la eyaculación.
Conocer la estructura general de la testosterona y describir su biosíntesis, transporte, metabolismo y acciones.
Describir los procesos involucrados en la regulación de la secreción de testosterona.
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En el capítulo anterior se analizó el papel de los testículos secretores y funcionales en la formación de los genitales masculinos, la acción de las hormonas masculinas sobre el cerebro en el desarrollo temprano, así como el desarrollo del sistema reproductor masculino durante la adolescencia y en la edad adulta. Al igual que en las hembras, las gónadas masculinas tienen una doble función: la producción de las células germinales (gametogénesis) y la secreción de hormonas sexuales. Los andrógenos son las hormonas sexuales esteroideas que tienen acción masculinizante. Los testículos secretan grandes cantidades de andrógenos, principalmente testosterona, pero también secretan pequeñas cantidades de estrógenos. A diferencia de las mujeres, la secreción masculina de gonadotropina no es cíclica y, una vez alcanzada la madurez, la función gonadal masculina disminuye lentamente con la edad, aunque sí persiste la capacidad de producir gametos viables. En este capítulo, el análisis se centrará en la estructura y fisiología del sistema reproductor masculino maduro.
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SISTEMA REPRODUCTOR MASCULINO
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Los testículos están formados por asas de túbulos seminíferos contorsionados, en cuyas paredes se forman los espermatozoides a partir de las células germinales primitivas (espermatogénesis). Los dos extremos de cada asa drenan en una red de conductos que se encuentran en la cabeza del epidídimo. Desde allí, los espermatozoides pasan a través de la cola del epidídimo hacia el conducto deferente. Durante la eyaculación, pasan a través de los conductos eyaculadores hacia la porción prostática de la uretra (figura 23–1). Entre los túbulos en los testículos hay nidos de células que contienen gránulos lipídicos; se trata de las células intersticiales de Leydig (células de Leydig; figuras 23–2 y 23–3), las cuales segregan testosterona en el flujo sanguíneo. Las arterias espermáticas de los testículos son tortuosas, y en ellas la sangre corre paralela, pero en sentido opuesto, a la sangre del plexo pampiniforme de las venas espermáticas. Esta disposición anatómica permite el intercambio de calor y de testosterona a contracorriente. Los principios del intercambio a contracorriente se consideran en su relación con los riñones, de forma detallada, en el capítulo 37.
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