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Puntos clave
La mayoría de los cálculos ureterales pequeños pasarán de forma espontánea o con el uso de un tratamiento de expulsión médica, pero los cálculos más grandes (>6 mm) se tratan mejor con un stent ureteral o litotricia.
La hiperplasia prostática benigna se puede manejar de manera efectiva con tratamiento médico o con técnicas quirúrgicas robóticas y endoscópicas mínimamente invasivas, dependiendo de los síntomas urinarios, molestias del paciente, tamaño de la próstata y la elección terapéutica del paciente.
Es poco probable que los pacientes con estenosis de la uretra recurrente, después del tratamiento endoscópico, obtengan un beneficio sostenido de futuros tratamientos, por lo que deben ser remitidos para la reconstrucción uretral.
La gran mayoría de los traumatismos renales se pueden tratar de manera conservadora, con una intervención quirúrgica temprana reservada para hemorragias persistentes, vasculares renales o lesiones ureterales.
Las perforaciones vesicales extraperitoneales pueden tratarse de manera conservadora, pero las perforaciones intraperitoneales suelen requerir reparación quirúrgica.
La torsión testicular es una urgencia, en la cual la recuperación exitosa se relaciona inversamente con el retraso en la reparación, por lo que los casos con un alto grado de sospecha clínica no deben esperar un diagnóstico radiológico.
La gangrena de Fournier es una afección rápidamente progresiva y muy letal que requiere desbridamiento agresivo y una vigilancia estrecha debido a la necesidad frecuente de desbridamiento repetido.
El manejo del cáncer prostático en etapa temprana ha cambiado de manera significativa, con énfasis mayor en la estratificación del riesgo. Los pacientes de bajo riesgo son tratados en gran parte con vigilancia activa.
Los tratamientos para la incontinencia urinaria y la disfunción miccional varían según la etiología, la gravedad y la molestia del síntoma. La modificación de la conducta, el reentrenamiento de la vejiga y los tratamientos médicos pueden ser eficaces para mejorar los síntomas sin la necesidad de cirugía.
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Las estructuras anatómicas que por lo general requieren tratamiento urológico son los riñones, las glándulas suprarrenales, los uréteres, la vejiga, la próstata, las vesículas seminales, el conducto deferente, el pene, la uretra, el escroto y los testículos. Estos órganos se ubican en los espacios retroperitoneal o extraperitoneal. Sin embargo, se puede utilizar un abordaje transperitoneal para acceder al riñón, los uréteres, la vejiga o los ganglios linfáticos retroperitoneales durante ciertas operaciones urológicas.
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Riñones y glándulas suprarrenales
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Los riñones son órganos retroperitoneales pares que están cubiertos de una capa fibroadiposa, conocida como fascia de Gerota. Esta barrera natural ayuda a detener la hemorragia y, por tanto, puede proporcionar protección renal y hemodinámica en casos de traumatismo renal o hemorragia renal espontánea. También puede ayudar a prevenir la invasión de tumores en las estructuras circundantes, en el caso de grandes masas renales. Los riñones están limitados en la parte posterolateral por el músculo cuadrado lumbar y en la posteromedial por el músculo psoas. Además, el diafragma cubre la cara posterior del ...