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El shock cardiogénico (SC) es una enfermedad heterogénea multifactorial y hemodinámicamente diversa que se asocia frecuentemente con la insuficiencia orgánica multisistémica y puede llegar a causar la muerte. Ocurre en cerca del 16% de los enfermos ingresados en la UTI. Se define como un estado de hipoperfusión orgánica crítica e hipoxemia de riesgo vital secundaria a una disminución del gasto cardiaco. El SC puede ir desde la hipoperfusión leve hasta el shock profundo. Normalmente se debe al fallo ventricular izquierdo causado por diferentes afecciones patológicas. El infarto agudo de miocardio (IAM) con disfunción ventricular izquierda es la causa más frecuente de SC y representa aproximadamente el 80% de los casos. Las complicaciones mecánicas, como la ruptura del tabique inter-ventricular (4%), la ruptura de la pared libre (2%) y la insuficiencia mitral aguda (7%), son causas menos frecuentes de SC posterior a un IAM. El SC no relacionado con el IAM puede ser causado por una enfermedad valvular descompensada, miocarditis aguda, arritmias, entre otras, con opciones terapéuticas heterogéneas.
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La presentación clínica se caracteriza típicamente por una hipotensión persistente que no responde al reemplazo de volumen y se acompaña de características clínicas de hipoperfusión orgánica y congestión pulmonar que requieren intervención con apoyo farmacológico y/o mecánico. Los criterios establecidos para el diagnóstico de SC son: (i) presión arterial sistólica < 90 mmHg por mas de 30 minutos o la necesidad de vasopresores para lograr una presión arterial sistólica ≥ 90 mmHg; (ii) congestión pulmonar o presiones de llenado ventricular izquierdo elevadas > 18 mmHg; (iii) signos de alteraciones de la perfusión orgánica, con al menos uno de los siguientes criterios: (a) estado mental alterado; (b) piel fría y húmeda; (c) oliguria; (d) lactato sérico incrementado (> 2 mmol).
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El diagnóstico de SC se puede hacer generalmente sobre la base de criterios clínicos fáciles de evaluar sin una monitorización hemodinámica avanzada. Sin embargo, se recomienda tener acceso a la monitorización del índice cardiaco y la presión de oclusión de la arteria pulmonar (POAP).
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Como se comentó con anterioridad, del 5–15% de los IAM se pueden llegar a complicar con shock cardiogénico. Esto se traduce en 40 000 a 50 000 pacientes por año en los Estados Unidos y 60 000 a 70 000 en Europa. Los avances en las terapias de reperfusión, principalmente la revascularización precoz, han sido asociados con una mayor sobrevida, sin embargo, la mortalidad hospitalaria sigue siendo muy elevada (27–51%).
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En este tipo de shock, el gasto cardiaco está disminuido y la principal razón es porque la contractilidad está deteriorada; la SvO2 es baja porque incrementa la tasa de extracción de oxígeno regional (O2ER) como en el shock hipovolémico; la PVC (presión venosa central) se encuentra elevada debido al aumento del volumen diastólico final causado por la incapacidad del corazón para vaciar las cámaras cardiacas al final de la sístole y hasta cierto punto, la insuficiencia diastólica relacionada ...