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La principal función del sistema respiratorio es el intercambio de gases. El sistema intercambia dióxido de carbono (CO2), producto del metabolismo celular, por oxigeno proveniente del aire de la atmósfera en procesos que se desarrollan a la par durante la respiración. Hasta cierto punto, ambos procesos pueden ser separados en lo que conocemos comúnmente como oxigenación y ventilación (eliminación de CO2). El oxígeno, una vez transportado por el sistema circulatorio a los tejidos, es utilizado por las células para producir trifosfato de adenosina (ATP), molécula que les suministra energía. La regulación del CO2 (un ácido débil) a través de la respiración constituye, junto con el sistema renal, uno de los principales sistemas de amortiguación del pH corporal o grado de acidez de la sangre. La insuficiencia respiratoria se produce cuando una de las partes del intercambio o las dos se ven alteradas, es decir, que el sistema es incapaz de captar oxígeno, eliminar CO2, o ambos, de ahí que la clasificación más simple de la insuficiencia respiratoria se divida en hipoxémica, hipercápnica y mixta.
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La falla del sistema circulatorio, como la producida en los estados de choque, tendrá consecuencias similares a la insuficiencia respiratoria aunque el sistema respiratorio se encuentre intacto. Estas consecuencias derivan del ineficiente transporte de CO2 de los tejidos a los pulmones y de oxígeno hacia los tejidos. Existen complejas interacciones “corazón-pulmón” que deben ser tomadas en cuenta cuando se trata la insuficiencia respiratoria, más aun en el ámbito de la medicina crítica.
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El presente capítulo busca describir el tratamiento de la insuficiencia respiratoria aguda a la par de características fisiopatológicas que dan sustento racional a la terapéutica empleada.
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ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA
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El verdadero intercambio de gases se da al nivel de la membrana alveolo-capilar. El oxígeno es conducido con cada inspiración a través de las vías respiratorias hasta los alveolos y el CO2 llega a los capilares pulmonares disuelto en el plasma por la circulación menor. Ambos gases atraviesan la membrana alveolo-capilar por difusión simple, lo que quiere decir que no requieren de transportadores ni de energía para su paso, simplemente se disuelven en la membrana. Dado que los gases pueden tener coeficientes de solubilidad distintos, es decir, que unos se disuelven mejor que otros en un medio especifico, el oxígeno y el CO2 se diferencian en su facilidad para atravesar la membrana alveolo-capilar debido a la extremadamente mayor solubilidad del CO2 en este medio (veinte veces mayor). Mientras el CO2 pasa casi instantáneamente del otro lado de la membrana alveolo-capilar una vez que es colocado en un extremo, el oxígeno requiere de otros mecanismos para incrementar su difusión. Estos mecanismos rigen el comportamiento de los gases y están inmersos en la ecuación de Fick (figura 9–1). Es así que “oxigenar” depende en mayor medida de las variables de ...