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INTRODUCCIÓN

Durante muchos años, los líquidos fueron utilizados de forma indiscriminada, sin fundamento cientifico y con la creencia de un “buen perfil de seguridad”, por lo que no eran considerados medicamentos. En los últimos años se han realizado investigaciones que han permitido tener bases fisiopatológicas para un adecuado uso sin posibilidad de afectar a los pacientes en todas sus estructuras (celular, tisular, orgánica, sistémica, etc.). Además, es importante evaluar constantemente cómo el organismo responde a los líquidos, evaluando periódicamente la cantidad y el tipo de fluido que se administra, así como la evidencia con respecto a la individualización de los pacientes a la hora de usarlos.1

GENERALIDADES E IMPORTANCIA PARA CORRECTO USO

Algunos estudios nos orientan sobre los resultados negativos de la administración de líquidos en los pacientes hospitalizados. Así lo expresa el informe NICE (1999), donde se recomienda que los líquidos sean considerados como medicamentos, ya que uno de cada cinco pacientes que reciben líquidos y electrolitos por vía intravenosa pueden sufrir complicaciones debido a su administración inadecuada.7 Uno de los ámbitos en los que más se han estudiado estos resultados negativos ha sido en el contexto perioperatorio, en donde se informa que alrededor de 54% de los pacientes desarrollaron hipernatremia, arritmias cardiacas y sobrecarga hídrica, esta última con una especial connotación acerca de la mortalidad, ya que aproximadamente 20.5% de los pacientes que recibieron manejo inadecuado murieron, en comparación con el 4.7% que recibieron un uso correcto.8

Por lo anterior, se ha propuesto que clínicas y hospitales establezcan protocolos, lineamientos y capacitaciones para que el personal de salud haga un uso correcto. Un ejemplo de ello es lo que se conoce como “Las Cinco R”:7

  • Reanimación

  • Manteniento de Rutina

  • Reemplazo

  • Redistribución

  • Reevaluación”

BASES FISIOLÓGICAS

En el contexto del paciente sano, el agua corporal total (ACT) representa el 60% del peso (aproximadamente 42 litros en un adulto de 70 kg), distribuido en los siguientes compartimientos principales (ver figura 13–1):

  1. Compartimento intracelular: representa 2/3 del ACT (28 litros en paciente de 70 kg <)

  2. Compartimento extracelular: representa 1/3 y se divide en: a) Compartimento intravascular (3 litros) y b) Comportimento intersticial (11 litros)

Existe una variación en el ACT entre diferentes edades y géneros (ver cuadro 13–1).6 El movimiento del fluido se realiza del compartimento intravascular y el extravascular a través de la barrera endotelial vascular; puede tratarse de un movimiento fisiológico o de un movimiento patológico.

Cuadro 13–1.

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