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El endometrio es la fuente de casi todo el sangrado anormal del tracto reproductivo. Consta de dos zonas: la capa funcional y la capa basal (figura 8–1). La capa basal yace en contacto directo con el miometrio y por debajo de la capa funcional. La capa basal sirve como un reservorio para la regeneración de la capa funcional después de la menstruación; en contraste, la capa funcional reviste la cavidad uterina y pasa por cambio notable durante todo el ciclo menstrual; finalmente se desprende durante la menstruación. En el estudio histológico se observa que la capa funcional tiene un epitelio de superficie y un plexo capilar subepitelial subyacente. Por debajo de estos están el estroma, glándulas y leucocitos entremezclados (figura 33–1).
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La sangre llega al útero por medio de las arterias uterina y ovárica (figura 8–1). Las arterias arqueadas surgen a partir de estas para regar el miometrio y éstas, a su vez, se ramifican hacia las arterias radiales, que se extienden hacia el endometrio a ángulos rectos desde las arterias arqueadas. En la unión entre el endometrio y el miometrio, las arterias radiales se bifurcan para crear las arterias basales y espirales. Las arterias basales riegan la capa basal del endometrio, y son relativamente insensibles a cambios hormonales. Las arterias espirales se extienden para regar la capa funcional, y terminan en un plexo capilar subepitelial.
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La progesterona desempeña un papel crucial en la menstruación humana. Hay dos tipos de receptores de progesterona (PR, progesterone receptors) en el endometrio: PRA y PRB. Durante la fase secretora, la concentración de PRB declina en las células epiteliales del estroma y glandulares de la capa funcional. Sin embargo, la expresión de PRA en esta capa persiste en las células del estroma, que a su vez conservan la capacidad de respuesta a la progesterona y a su supresión (Maybin, 2015).
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En ausencia de embarazo, el cuerpo amarillo muestra regresión y reduce la producción de progesterona. La progesterona actúa como un agente antiinflamatorio y, así, su supresión aumenta la concentración de citocina en el endometrio. Las concentraciones altas de citocinas dan pie a un flujo hacia adentro de leucocitos, que liberan enzimas líticas; tales metaloproteinasas de matriz desintegran el estroma y la estructura vascular de la capa funcional (Critchley, 2011). El sangrado y desprendimiento subsiguientes de esta capa constituyen la menstruación (Jabbour, 2006). De manera concurrente, las concentraciones de factor tisular e inhibidor del activador del plasminógeno-1 en el endometrio disminuyen con la supresión de progesterona. Estas dos proteínas fomentan la hemostasia durante la fase lútea, pero su declinación promueve un ambiente propicio para sangrado y fibrinólisis (Lockwood, 2011). Por último, la supresión de progesterona aumenta ...