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La incapacidad de concebir después de un año de tener relaciones sexuales sin protección, con frecuencia razonable, se denomina esterilidad, la que se subdivide en esterilidad primaria, esto es, sin embarazos previos, y esterilidad secundaria, que se refiere a la esterilidad después de una concepción previa.
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Por el contrario, el término fecundidad es la capacidad de concebir y, según la información obtenida a partir de grandes estudios de población, se ha observado que la probabilidad mensual de concebir es de 20%–25% (cuadro 20–1) (Guttmacher, 1956; Mosher, 1991). Entre las mujeres que intentan concebir, más de 85% se embaraza durante el siguiente año.
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La esterilidad es un problema frecuente que afecta 10%–15% de las parejas en edad reproductiva. Es importante señalar que incluso sin tratamiento, cerca de 50% de las mujeres logra concebir al segundo año de intentarlo. Según datos de la National Survey of Family Growth, el porcentaje de casadas que señalaron esterilidad disminuyó de 8.5% en 1982, a 6.0% en el lapso de 2006 a 2010. En comparación con tales cifras, el porcentaje de mujeres entre 15–44 años de edad que habían utilizado alguna vez servicios contra la esterilidad aumentó de 9% en 1982, a 12% en 2002 (Chandra, 2013, 2014). Las tasas de fertilidad para hombres y mujeres se mantuvieron similares entre 2011 y 2015 (Martínez, 2018). La interpretación de estos datos es complicada debido a los cambios continuos en las tasas de matrimonio, los retrasos intencionales en la maternidad y los aspectos socioeconómicos y educativos. Sin embargo, los éxitos bien publicitados en el tratamiento de la esterilidad brindan ahora a los pacientes una mayor esperanza de que la intervención médica les ayude a alcanzar su objetivo, y esto ha llevado a cada vez más personas a buscar evaluación y tratamiento.
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Varios factores provocan disparidades sustanciales en el acceso a la atención de la infertilidad. El diagnóstico de afecciones en los hombres puede retrasarse o pasarse por alto debido a factores sociales que hacen ver a la mujer como la principal responsable de la concepción y la maternidad. Además, la cobertura del seguro de esterilidad es desigual entre los sexos (Chu, 2019; Dupree, 2016; Farland, 2016) y se observaron disparidades marcadas en el acceso a la atención de fertilidad para personas solteras, homosexuales y transgénero. Las preocupaciones éticas planteadas por estas discrepancias se abordan en varios informes recientes de la American Society for Reproductive Medicine (2013a, 2015a, d).
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La mayoría de las parejas han sido consideradas con justicia como subfecundas y no como ...