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INTRODUCCIÓN

De forma amplia, los tumores malignos del cuerpo uterino se clasifican en carcinomas y sarcomas. Aunque estos últimos se encuentran en raras ocasiones, tienden a ser más agresivos y a contribuir a un número desproporcionadamente mayor de muertes por cáncer uterino. Los sarcomas puros se caracterizan principalmente por su diferenciación hacia el músculo liso (leiomiosarcoma) o hacia el tejido del estroma dentro del endometrio (tumores del estroma endometrial). En general, los sarcomas uterinos crecen con rapidez, se diseminan pronto por vía linfática o hematógena y su pronóstico general es sombrío, sin embargo, existen varias excepciones notables entre estos tumores.

EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA

Los sarcomas corresponden a casi 3%–8% de todos los cánceres del cuerpo uterino (Brooks, 2004; D’Angelo, 2010; Major, 1993). Desde el punto de vista histórico, los sarcomas uterinos incluían a los carcinosarcomas, con 40% de los casos; leiomiosarcomas, 40%; sarcomas del estroma endometrial, 10%–15%, y sarcomas indiferenciados, 5%–10%. En 2009, la International Federation of Gynecology and Obstetrics (FIGO) reclasificó los carcinomas como una forma metaplásica de carcinoma endometrial; dichos tumores se describen en el capítulo 33 (Cáncer endometrial, Patología).

Debido a su baja frecuencia, los sarcomas uterinos tienen pocos factores de riesgo identificados, los que incluyen el contacto crónico con estrógenos excesivos, el uso de tamoxifeno, la raza afroamericana y la radioterapia pélvica previa. Por el contrario, los anticonceptivos orales combinados y el tabaquismo al parecer reducen el riesgo de padecer alguno de estos tumores (Felix, 2013).

En su patogenia, los leiomiosarcomas tienen origen monoclonal y, en su mayor parte, no surgen de leiomiomas benignos. En cambio, parecen desarrollarse de novo como lesiones solitarias (Zhang, 2006). En apoyo a esta teoría, tienen vías moleculares distintas de las de los leiomiomas o el miometrio normal (Cui, 2017). Los hallazgos más consistentes en los estudios moleculares implican la pérdida funcional de RB1 y PTEN, que son genes supresores de tumores (El-Rifai, 1998; Gibault, 2011).

Los tumores del estroma endometrial tienen aberraciones cromosómicas heterogéneas (Halbwedl, 2005). Sin embargo, el patrón de reordenamientos es claramente no aleatorio, y los brazos cromosómicos 6p y 7p están involucrados con frecuencia (Micci, 2006). Se cree que las translocaciones genéticas que involucran varios cromosomas y las proteínas de fusión resultantes están involucradas en la patogenia del sarcoma del estroma endometrial (Lee, 2012; Panagopoulos, 2012).

DIAGNÓSTICO

Signos y síntomas

Al igual que en el cáncer endometrial, el síntoma más frecuente de los sarcomas uterinos es la hemorragia vaginal anómala (Gonzalez-Bosquet, 1997). También es frecuente el dolor pélvico o abdominal. Hasta un tercio de las mujeres describe una molestia significativa como resultado de la expulsión de coágulos, crecimiento uterino rápido o prolapso de un pólipo ...

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