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La cirugía ginecológica se utiliza para el tratamiento de una amplia variedad de enfermedades subyacentes. En consecuencia, aunque la lista de procedimientos es extensa, en términos generales, las técnicas conceden la máxima importancia a la cicatrización de los tejidos y la recuperación de las pacientes. Los resultados óptimos dependen de que la selección del paciente y del procedimiento sea correcta, de que la técnica transoperatoria sea adecuada y de que se esté preparado para posibles complicaciones.
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La comunicación entre todos los miembros del equipo quirúrgico es vital para la eficacia quirúrgica y para evitar daños al paciente. La Joint Commission (2018) estableció el Protocolo universal para prevenir el sitio incorrecto, el procedimiento incorrecto y la cirugía de persona incorrecta. Dicho protocolo abarca tres componentes: 1) verificación previa al procedimiento de todos los documentos relevantes; 2) marcado del sitio quirúrgico, y 3) completamiento de un “tiempo de espera” antes del inicio del procedimiento. El “tiempo de espera” requiere la atención de todo el equipo para confirmar que el paciente, el sitio y el procedimiento se han identificado de forma correcta. Las interacciones importantes también incluyen la introducción de los miembros del equipo de atención al paciente, la verificación de antibióticos profilácticos, la estimación de la duración del procedimiento y la comunicación de las complicaciones anticipadas. Además, se requiere instrumentación especial antes de la cirugía para evitar la posible afectación del paciente que puede acompañar la falta de un instrumento en el momento en que se necesita. Las deficiencias de comunicación son frecuentes en las fases de atención preoperatoria, transoperatoria y posoperatoria, y se vinculan con situaciones adversas (Nagpal, 2010). De manera específica, la transferencia de un paciente a un nuevo equipo de atención o ubicación es un momento particularmente vulnerable (Greenberg, 2007; Jones, 2018).
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Las listas de verificación pueden mejorar la calidad y la seguridad; tales ayudas cognitivas estandarizan la atención, y mejoran el trabajo en equipo y la comunicación (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2016). La lista de verificación de seguridad quirúrgica de la Organización Mundial de la Salud (WHO, World Health Organization) (2009) se usa ampliamente y reduce la morbilidad y mortalidad de los enfermos en muchos casos, pero no en todos (cuadro 40–1) (Haynes, 2009; Molina, 2016; Urbach, 2014). La eficacia de la lista de verificación se mide mejor al valorar los registros buenos asociados en lugar de evaluar únicamente el daño al paciente (Putnam, 2016).
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