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45–1. CISTOSCOPIA Y CISTOURETROSCOPIA DIAGNÓSTICAS Y QUIRÚRGICAS

A menudo la cistoscopia diagnóstica está indicada después de intervenciones quirúrgicas donde se han puesto en riesgo la vejiga y los uréteres. Además, la cistoscopia quirúrgica entra dentro del campo de acción de muchos ginecólogos para el paso de catéteres o endoprótesis ureterales, la biopsia de lesiones y la extracción de cuerpos extraños.

Se dispone de cistoscopios rígidos y flexibles, aunque en ginecología por lo general un instrumento rígido ofrece ventajas. En primer lugar, la visión se mejora por su capacidad de irrigación a tasas bajas. Los endoscopios rígidos poseen conductos de trabajo más grandes, lo que permite el paso de una gran variedad de instrumentos.

El cistoscopio está constituido por una vaina, un puente, un endoscopio y un obturador. La vaina contiene un orificio para la inyección de líquido y otro para su salida. Para la cistoscopia en el consultorio, una vaina de calibre 17F brinda más comodidad, sin embargo, para los casos quirúrgicos se prefiere un cistoscopio de calibre 21F o mayor, que permita la iniciación rápida de líquidos y facilite el paso de instrumentos y endoprótesis. El extremo de la vaina tiene una reducción de diámetro y en mujeres con meato ureteral estrecho puede colocarse un obturador en el interior de la vaina para crear una punta redondeada que se introduzca con suavidad. En casos seleccionados, es necesaria la dilatación suave de la abertura uretral externa con dilatadores cervicouterinos estrechos antes de la introducción de la vaina.

El puente se sujeta a la porción proximal de la vaina y permite el acoplamiento entre el endoscopio y la vaina. Un puente diagnóstico no tiene conducto de trabajo. Para casos terapéuticos se prefiere un puente que posea uno o dos conductos de trabajo. Además, el puente especializado de Albarran contiene una palanca, que desvía los alambres y catéteres que pasan a través del conducto de trabajo, esto facilita la angulación necesaria para canular los orificios ureterales.

Se dispone de varios ángulos de observación que incluyen imágenes ópticas a 0°, 30° y 70° (figura 45–1.1). Los endoscopios de 0° se utilizan para la uretroscopia. Para la cistoscopia lo mejor es un endoscopio de 70°, que provee la vista más amplia de las paredes laterales, anterior y posterior, el trígono y los orificios ureterales. A fin de lograr una imagen semejante, un endoscopio con ángulo de 30° requiere manipulación adicional, sin embargo, este endoscopio sí tiene la ventaja de permitir a los cirujanos mayor flexibilidad, porque se puede usar tanto para uretroscopia como para cistoscopia. En los casos de cistoscopia quirúrgica en los que se introducen los instrumentos por la vaina, se debe utilizar un endoscopio de 30° porque los instrumentos de 0 y 70° se encuentran fuera del campo de observación.

Figura 45–1.1.

Vistas ópticas por cistoscopia.

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