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CONSIDERACIONES GENERALES
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El objetivo esencial del pulmón es permitir un adecuado intercambio gaseoso entre el organismo y la atmósfera que lo rodea. Los tejidos corporales necesitan un aporte de oxígeno (O2) suficiente para cumplir sus funciones vitales y una eliminación eficaz del dióxido de carbono (CO2) fruto de su metabolismo. Estos dos gases, junto con el nitrógeno (N2), constituyen los gases fisiológicos o respiratorios que el pulmón moviliza continuamente. En el aire ambiental el oxígeno y el nitrógeno son los dos gases dominantes, mientras que el dióxido de carbono prácticamente no existe. En la actualidad, se acepta que el movimiento de los gases respiratorios a través de la interfase alveolocapilar se realiza de manera pasiva, por difusión simple, de forma que su desplazamiento se lleva a cabo desde un área en la que el gas tiene una presión parcial elevada a otra con valores más reducidos.
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A fin de entender la fisiología pulmonar es fundamental definir con claridad el concepto de presión parcial (P) de un gas; para obtenerla se multiplica su concentración (o fracción) porcentual (F) por la presión atmosférica (PB) que, a nivel del mar y a una temperatura ambiental templada (entre 15 y 25 °C), suele oscilar alrededor de 760 mmHg.
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Por su parte, la fracción porcentual de oxígeno en el aire suma exactamente 20.9%, por tanto, en estas condiciones ambientales, la presión parcial de oxígeno (PO2) debe situarse alrededor de 159 mmHg (760 mmHg × [20.9/100] = 159 mmHg). Sin embargo, en el interior del organismo debe considerarse el vapor de agua (H2O), cuya presión parcial a la temperatura corporal humana (unos 37 °C) se sitúa alrededor de 47 mmHg, y cuyo valor se debe restar a la presión atmosférica. En suma, la relación entre presión parcial y fracción porcentual de un gas en el medio corporal queda regulada así:
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Como consecuencia, la presión parcial de O2 del aire inspirado (PIO2) es aproximadamente 150 mmHg ([760 − 47 mmHg × [20.9/100] = 150 mmHg).
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También se debe recordar que, en una mezcla gaseosa, tanto a nivel atmosférico como alveolar, la presión parcial de un gas contenido en su interior es ejercida de manera independiente, como si ocupara todo el volumen de la mezcla y no hubiera otros gases. Así, la presión total de dicha mezcla equivale a la suma de las presiones individuales (o parciales) de cada gas; este principio se conoce como ley de Dalton, y cuando se aplica a la luz alveolar queda así:
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