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La medicina preventiva puede clasificarse como primaria, secundaria o terciaria. La prevención primaria se dirige a eliminar o reducir los factores de riesgo para que ocurra una enfermedad (p. ej., vacunación, interrumpir o no iniciar el tabaquismo). Las técnicas de prevención secundaria favorecen la detección temprana de la enfermedad o sus estados precursores (p. ej., prueba de detección de Papanicolaou para la detección de carcinoma o displasia del cuello uterino). Las medidas de prevención terciaria se dirigen a limitar el impacto de la enfermedad establecida (p. ej., mastectomía parcial y radioterapia para eliminar y controlar un cáncer mamario localizado).
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En los cuadros 1-1 y 1-2 se muestran las principales causas de muerte en Estados Unidos y las muertes estimadas por causas susceptibles de prevención. Datos recientes sugieren incremento de las tasas de mortalidad impulsadas por el aumento en la frecuencia de suicidios y en el abuso de sustancias y sus secuelas. Las lesiones accidentales, lo que incluye la muerte por sobredosis de opioides, se ha vuelto la tercera causa de muerte en Estados Unidos. Los caucásicos de origen no latinoamericano con nivel educativo medio superior o menor sufren estos trastornos de forma desproporcionada.
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Muchos servicios preventivos eficaces están subutilizados y pocos adultos reciben todos los servicios fuertemente recomendados. Varios métodos, lo que incluye el uso de métodos de recordatorio para el personal médico o el paciente (que comprende registros de salud interactivos del paciente), reorganización del entorno de atención médica y posiblemente el suministro de incentivos financieros a los médicos (aunque esto persiste como motivo de controversia) pueden favorecer la utilización de los servicios preventivos, pero tales métodos no han sido adoptados de forma amplia.