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Aunque antes las fluoroquinolonas se consideraban fármacos de elección en el tratamiento empírico de la infección de vías urinarias sin complicaciones, en la actualidad la IDSA dejó de recomendarlas para el tratamiento de elección de esta infección en la mujer. No son el tratamiento de primera línea para la sinusitis bacteriana aguda; sin embargo, la IDSA recomienda el uso de “fluoroquinolonas respiratorias” (gemifloxacina, levofloxacina, moxifloxacina) para pacientes con alto riesgo con neumonía extrahospitalaria. La razón para esta recomendación es que las fluoroquinolonas respiratorias tienen una actividad muy intensa contra los patógenos bacterianos más frecuentes, incluidos S. pneumoniae, H. influenzae y los “patógenos atípicos” como Legionella, Mycoplasma y Chlamydophila pneumoniae. En los pacientes hospitalizados que reciben estas fluoroquinolonas para la neumonía adquirida en la comunidad, la administración oral e intravenosa son similares en términos de mortalidad intrahospitalaria, ingreso a la unidad de cuidados intensivos (ICU, intensive care unit), incremento de antibiótico, duración de la hospitalización y costo.
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Las quinolonas tienen una excelente penetración dentro de las secreciones prostáticas, por lo que son eficaces en el tratamiento de la prostatitis bacteriana aguda y crónica.
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Las fluoroquinolonas se han administrado de manera exitosa para tratar infecciones complicadas de la piel y los tejidos blandos y la osteomielitis por microorganismos gramnegativos. La ciprofloxacina, 500 a 750 mg VO cada 12 h durante al menos seis semanas, ha resultado un tratamiento efectivo de la otitis externa maligna.
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Las quinolonas se encuentran entre los pocos fármacos de administración VO que tienen actividad contra Campylobacter; aunque, la resistencia ha mostrado un crecimiento constante y los macrólidos revelan una actividad mayor significativa. Además, tienen actividad contra las bacterias patógenas principales relacionadas con la diarrea (Salmonella, Shigella, E. coli toxígena). En consecuencia, se han utilizado en el tratamiento de la diarrea del viajero, así como en las diarreas agudas adquiridas en el hogar. La norfloxacina, ciprofloxacina y ofloxacina pueden ser efectivas para erradicar el estado de portador crónico de Salmonella cuando el tratamiento se continúa por cuatro a seis semanas.
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La ciprofloxacina, como la rifampina, se ha prescrito para erradicar meningococos de la nasofaringe de los portadores.
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Las fluoroquinolonas son efectivas en la profilaxis contra infecciones por gramnegativos en el paciente neutropénico, y la ciprofloxacina IV combinada con antibióticos betalactámicos se ha utilizado con éxito para tratar la neutropenia febril.
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Como se mencionó ya, la gemifloxacina, levofloxacina y moxifloxacina, las “fluoroquinolonas respiratorias”, tienen utilidad en el tratamiento de la neumonía adquirida en la comunidad. Sin embargo, su amplio espectro contra microorganismos aerobios gramnegativos y su rápida aparición de resistencia sugieren que deben reservarse para el tratamiento de las infecciones resistentes o los pacientes de alto riesgo, incluidos aquéllos con otras enfermedades concurrentes o los que acaban de recibir antibióticos betalactámicos. Un contexto en el que la ciprofloxacina está indicada para tratar las infecciones de vías respiratorias inferiores es la fibrosis quística, en la cual P. aeruginosa es el patógeno predominante. Sin embargo, la tasa creciente de resistencia a la ciprofloxacina y levofloxacina ha disminuido su uso para esa indicación.