El uso eficaz de los expedientes clínicos electrónicos es todavía una prioridad en las políticas públicas centrales en Estados Unidos y en todo el mundo. En Estados Unidos, el acta HITECH del American Recovery and Reinvestment Act de 2009 estableció un programa federal con múltiples participantes de incentivos económicos y sanciones para favorecer la adopción del expediente clínico electrónico. El entusiasmo se basó en la posibilidad de que los expedientes clínicos electrónicos proporcionaran mejoría a gran escala en la eficacia, seguridad y rentabilidad de la atención a la salud. Una vez que el nicho de mercado recibió la atención de los desarrolladores de software especializados, el campo de los expedientes clínicos electrónicos sostiene una competencia intensiva con ofertas de vendedores de software de alcance multinacional. Están disponibles productos para atender las necesidades individuales de los médicos, de grupos de médicos y grandes redes integradas. Los sistemas varían de soluciones a gran escala para atender todos los aspectos de un sistema de suministro integrado hasta ofertas de software como servicio para un solo médico, dirigido a especialidades específicas.
Los médicos y los sistemas de salud se enfocan a menudo en la selección del software apropiado cuando se adopta un sistema de expediente electrónico. Aunque es fundamental elegir el software apropiado, el reto de incorporar un nuevo expediente clínico electrónico no solo depende de aspectos técnicos, sino del rediseño de los procesos de atención, la comprensión y el apoyo de los flujos de trabajo y los aspectos económicos y sociales del cambio organizacional. En parte con la finalidad de ayudar a los vendedores a elegir el software clínico que satisficiera los requerimientos funcionales iniciales, el acta HITECH estableció un programa de tres fases de estándares federales para la certificación del “uso significativo” de expedientes clínicos electrónicos para calificar por incentivos económicos que se encontraban disponibles a través del acta. El programa original recomendaba disminuir los incentivos económicos por el uso significativo de expedientes electrónicos a lo largo del programa y la aplicación de sanciones al término de la fase final. Cada etapa incrementó los requerimientos para los vendedores de software y para los médicos o sistemas de salud que implementaba en el sistema. La primera fase inició en el año 2011 y la segunda en 2014; sin embargo, surgieron preocupaciones sobre los costos y dificultades de satisfacer los requerimientos de la etapa 2, además de controversias sobre la posibilidad de que el programa satisficiera los objetivos de la política y el énfasis de los problemas en la medición del proceso, más que en el uso práctico del expediente electrónico o sus beneficios para la atención del paciente. Un estudio ampliamente citado de 2005 que realizó RAND calculó un ahorro de 77 mil millones de dólares en Estados Unidos si se adoptaba ampliamente el expediente electrónico, pero en el año 2013 la RAND reconoció que aún no se habían visto los ahorros. La legislación subsiguiente, en particular la Medicare Access and CHIP Reauthorization Act (MACRA) de 2015 sustituyó en parte, aunque no en su totalidad, el programa de uso significativo con el programa Advancing Care Information (ACI). El programa ACI tuvo objetivos similares, pero fue más flexible en el marco de referencia de calificación, con énfasis en favorecer la interoperabilidad entre los sistemas de software de expediente electrónico, ya que en ese momento los sistemas se encontraban ampliamente desplegados. El expediente clínico electrónico aún es un tema de intenso debate federal y han continuado cambios sustanciales en las políticas, con el prospecto de efectos a futuro para las políticas federales del expediente clínico electrónico y programas de incentivos.
Los desafíos del análisis del flujo de trabajo y el cambio organizacional son tema de interés continuo de la industria y es necesario realizar investigaciones para cada entorno local de atención. Muchas empresas se especializan en la transformación de la tecnología de la información para la atención a la salud o tienen prácticas de tecnología de la información para la atención asistencial. La participación creciente de la Chief Health, Medical, and Nursing Information Officer y similares en los sistemas de salud refleja la necesidad de un liderazgo que abarca a las empresas clínicas, ya que los departamentos de tecnología de la información figuran entre los proveedores de servicio clínico con los servicios de radiología y de laboratorio. Algunos de los vendedores de programas informáticos clínicos más exitosos se diferencian entre sí al proporcionar un modelo para liderar el cambio organizacional en forma de productos informáticos.