e5-07: Tendinitis de Aquiles

• Dolor o hinchazón en el tendón de Aquiles.

• Dolor con el ejercicio.

• Dolor con el uso de calzado.

El tendón de Aquiles es la estructura tendinosa más gruesa y potente del cuerpo; la componen fibras de los músculos gemelos y sóleos. Comienza en la mitad de la pantorrilla y gira en sentido interno 90° de tal forma que el segmento del sóleo queda en sentido interno y distal. La inserción del tendón se realiza en el tercio medio de la cara posterior de la tuberosidad del calcáneo.

El tendón de Aquiles no posee la vaina sinovial que es típica de casi todos los tendones; sin embargo, tiene un paratendón que hace posible el deslizamiento durante la actividad. Este tendón es hipovascular en su mayor parte, en particular en la zona “limítrofe” común (3–6 cm en sentido proximal a su inserción), pero el paratendón está muy vascularizado.

El tendón de Aquiles, junto con el conjunto de los gemelos y el sóleo, cruza tres articulaciones en las extremidades pélvicas. Participa en la flexión de la rodilla y el tarso y en la inversión subastragalina. Se ha señalado que la carga sobre el tendón es 12.5 veces el peso de la persona durante la marcha y ello lo expone al riesgo de sufrir lesiones.

Las alteraciones del tendón de Aquiles aparecen a menudo tanto en deportistas como en personas menos activas, aunque el principal factor contribuyente es la obesidad. Los trastornos incluyen una combinación de inflamación y degeneración, entre ellos la tendinopatía aquílea, la paratendinitis aquílea y la bursitis retrocalcánea.

A. Síntomas y signos

El dolor del tendón suele comenzar con una sensación molesta leve en la porción posterior del talón o el tercio inferior de la pierna. Puede intensificarse con el ejercicio o algunas actividades como subir escaleras o apresurar la caminata. La lesión por abuso también causa síntomas tanto como el calzado mal ajustado.

B. Estudios de imagen

Si se sospecha tendinitis en la inserción del tendón de Aquiles, en la radiografía lateral del pie se reconocen espolones en sentido posterior que nacen del calcáneo o calcificaciones dentro del tendón (fig. e5–5). La MRI y la ecografía proporcionan más información acerca de la gravedad de la enfermedad dentro del parénquima tendinoso.

Conservador

Las medidas conservadoras iniciales deben incluir antiinflamatorios no esteroideos, aplicación de hielo, reposo o modificación de actividades. En combinación con los cambios en el calzado, el paciente puede beneficiarse de una ortesis para controlar la hiperpronación, que suele ser un factor contribuyente. En la tendinopatía en la inserción del tendón, son útiles para mitigar los síntomas los zapatos que no causan dolor por fricción. La fisioterapia es beneficiosa, en particular con distensión, elongación, propiocepción y antiinflamatorios, si se aplican en combinación. Elevar el talón es útil para reducir la carga impuesta a este tendón durante las actividades diarias. Las personas que no mejoran con las opciones anteriores o no cumplen las recomendaciones médicas, pueden beneficiarse de la inmovilización con una bota o un yeso por un breve lapso.

Los corticoesteroides inyectados en el tendón constituyen un procedimiento controvertido ante el riesgo de rotura, en especial sin inmovilización. Algunos estudios sugieren que la inyección de plasma con abundantes plaquetas o fármacos esclerosantes atenúa el dolor y mejora la función, pero no hay suficientes datos para sustentar ese tratamiento.

B. Quirúrgico

Las operaciones en pacientes con tendinopatía de inserción exigen la eliminación de la prominencia ósea o la deformidad de Hagland y el desbridamiento del tendón de Aquiles. En ocasiones, estas intervenciones implican extirpar una porción grande de las zonas de inserción del tendón para ingresar a la deformidad ósea o la tendinosis calcificada. En esta última es necesario unir de nueva cuenta los cabos del tendón.

Si el dolor no procede del sitio de inserción, los síntomas disminuyen con el desbridamiento tendinoso. Otras opciones son transferencia o aumento tendinoso, en particular del flexor largo común de los dedos. Las opciones percutáneas (técnica de Tenex y Topaz) separan el tejido cicatrizal y estimulan la aparición de vasos para reducir los síntomas. Sin embargo, no se han realizado estudios importantes para validar esas modalidades terapéuticas.

• Si no hay mejoría con la modificación del calzado.

• Si la persona tiene dificultades en las actividades diarias o con un régimen de ejercicios.