El tratamiento inicial de la fascitis plantar consiste en el estiramiento del tendón de Aquiles y la aponeurosis plantar, el acojinamiento y el soporte con bandas del arco, el uso de calzado de apoyo, reposo y evitar las actividades de alto impacto, ortesis, antiinflamatorios no esteroideos orales, prótesis en la noche e inyecciones de corticoesteroides. Las instrucciones para estirar el tendón de Aquiles y la fascia plantar son las siguientes: pararse a un brazo de distancia de la pared, colocar el pie derecho detrás del izquierdo, doblar lenta y suavemente la pierna izquierda hacia adelante, mantener recta la rodilla derecha y el talón derecho en el suelo, sostener el estiramiento por 15 a 30 s y soltar, invertir la posición de las piernas y repetir. De forma típica, los pacientes mejoran con el tratamiento en término de seis semanas y debe continuarse hasta la resolución. El tratamiento con ondas de choque extracorpóreas, iontoforesis, inyecciones de toxica botulínica y plasma con abundantes plaquetas ha ofrecido resultados promisorios, aunque sin el sustento de pruebas de buena calidad. La evidencia limitada apoya la conclusión de que cualquiera de las nuevas modalidades es superior a las inyecciones con esteroides u otros métodos de tratamiento conservador.
La fasciotomía plantar practicada con técnica abierta o endoscópica puede ser eficaz en caso de fascitis plantar que no mejora con medidas conservadoras después de un año.