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Los fármacos de administración sistémica producen efectos secundarios diversos en el aparato visual. En el cuadro 7–3 se incluyen los principales ejemplos. La probabilidad de la mayoría de las complicaciones es rara, pero si hay cambios visuales durante el tratamiento con estos fármacos, el paciente debe referirse a un oftalmólogo para someterse a un examen especializado. Se recomienda la detección repetida en busca de retinopatía tóxica en personas que reciben cloroquina o hidroxicloroquina de modo crónico. La detección debe realizarse con perimetría automática y estudios maculares por tomografía de coherencia óptica una vez en la evaluación inicial. Si no existen anormalidades basales, la detección debe repetirse cada año a partir del quinto año. Es necesaria una detección más frecuente en pacientes tratados con dosis mayores de 5.0 mg/kg de peso real al día de hidroxicloroquina o más de 2.3 mg/kg al día de cloroquina, o en pacientes con enfermedad renal o que toman tamoxifeno.
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