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Dado que es frecuente que las pacientes no expresen de manera voluntaria que fueron víctimas de maltrato, los médicos deben estar alertas ante los indicios que sugieren abuso, como una explicación inconsistente con las lesiones encontradas, visitas frecuentes al servicio de urgencias, y molestias somáticas como cefalea crónica, dolor abdominal y fatiga. Es posible que la declaración de la paciente sea vaga en relación con sus síntomas y que evite el contacto visual. Si la pareja abusadora está presente, es posible que responda todas las preguntas en lugar de la paciente o que se rehúse a salir de la habitación. Es crucial que la mujer tenga oportunidad de hablar con el médico a solas. Es preciso detallar con cuidado la descripción de los sucesos que haga la paciente en caso de que hubiera procesos legales posteriores.
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La exploración física revela a menudo lesiones en la zona central del cuerpo. Es posible que también haya lesiones en los antebrazos, si la paciente intentó defenderse. Como se prevé en cualquier situación de maltrato, las equimosis identificadas en varias fases de curación son indicios importantes. Todos los signos de la exploración física deben documentarse de forma adecuada.
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Además de las consecuencias físicas, el maltrato tiene efectos psicológicos. Las víctimas pueden desarrollar trastorno por estrés postraumático, depresión, ansiedad y abuso de alcohol u otras sustancias; también es muy frecuente la somatización.
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Se han desarrollado varios instrumentos para detectar la IPV, incluyen la herramienta HITS (Hurt, Insult, Threaten, Screamed at), la Women Abuse Screening Tool (WAST), la Partner Violence Screen (PVS), la Abuse Assessment Screen (AAS) y la escala Women’s Experience with Battering (WEB). Una revisión sistemática de estas herramientas mostró que la mayoría solo se había valorado en un número relativamente pequeño de estudios, y que su sensibilidad y especificidad eran muy variables para cada herramienta y entre ellas.
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Muchos estudios indican cómo deben formularse las preguntas sobre IPV. La identificación de la IPV aumenta si se incluye una pregunta en el contexto de los antecedentes médicos, “¿alguna vez la han golpeado, pateado o lastimado de alguna otra manera en el último año? De ser así, ¿quién lo hizo?”. Las preguntas SAFE también son útiles. Seguridad/estrés: ¿se siente segura en su relación? Atemorizada/víctima de abuso: ¿ha estado alguna vez en una relación en la que fuera amenazada, lastimada o atemorizada? Familia/amigos: ¿saben sus familiares o amigos que ha sido lesionada? Plan de Emergencia: ¿tiene un sitio seguro a dónde ir y los recursos que necesita en caso de una emergencia? En un estudio con asignación al azar, las mujeres preferían cuestionarios escritos a la entrevista directa. La USPSTF recomienda que el médico realice una detección sistemática a toda mujer en edad reproductiva en busca de IPV, incluida la violencia en el hogar, y ofrezca servicios de intervención a toda mujer con este problema o la refiera a servicios especializados.