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ACTUALIZACIONES CLÍNICAS EN LA ROSÁCEA
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La mayoría de los tratamientos actúan en los componentes papulopustular y quístico. Sólo ciertos fármacos tópicos (brimonidina y oximetazolina) y el láser mejoran el eritema; el tratamiento con láser tiene el beneficio más prolongado.
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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Un trastorno facial crónico.
Un componente vascular (eritema y telangiectasia, así como tendencia a la rubefacción espontánea).
También puede haber un componente acneiforme (pápulas y pústulas).
Un componente glandular acompañado de hiperplasia del tejido blando de la nariz (rinofima) (eFig. 6–54).
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La rosácea es un trastorno frecuente que se presenta en la edad adulta; se desconoce su patogenia. Los corticoesteroides tópicos aplicados a la parte inferior de la cara pueden inducir trastornos similares a la rosácea (eFig. 6–57).
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Los pacientes a menudo refieren rubor o exacerbación de la rosácea por calor, bebidas calientes, alimentos condimentados, luz del sol, ejercicio, alcohol, emociones y los bochornos de la menopausia. Las mejillas, la nariz y el mentón y, en ocasiones, todo el rostro, pueden tener un tinte rosado. No se observan comedones. En su presentación más leve, se observa eritema y vasos dilatados en las mejillas. Las pápulas inflamatorias pueden agregarse a este fondo y evolucionar hasta pústulas (eFig. 6–58) (fig. 6–20) (eFig. 6–59). Es posible encontrar seborrea relacionada. El paciente a menudo se queja de ardor o pinchazos con episodios de rubor y una intolerancia cutánea extrema a los cosméticos. Es probable que los pacientes tengan enfermedad oftálmica relacionada, que incluye blefaritis, queratitis y chalación, lo que a menudo requiere antibiótico tópico o sistémico, o tratamiento inmunodepresor.
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