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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Eritema doloroso o pruriginoso, edema o vesiculación en superficies expuestas al sol; cara, cuello, manos y “V” del escote.
No afecta los párpados superiores internos ni el área debajo del mentón.
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La fotosensibilidad es una reacción cutánea a la luz ultravioleta. La fotodermatitis se clasifica en cuatro grupos: 1) fotodermatosis primarias que son mediadas por el sistema inmunitario, pero son de causa idiopática; 2) las fotodermatosis inducidas por fármacos o químicos; 3) las dermatosis que empeoran o se agravan con la exposición a luz ultravioleta y 4) las enfermedades genéticas con mutaciones que predisponen a la fotodermatitis.
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Las fotodermatosis primarias incluyen la erupción polimórfica por la luz, la dermatitis actínica crónica, y el prúrigo actínico. Las fotodermatitis inducidas por fármacos o químicos pueden ser de origen exógeno o endógeno. La porfiria cutánea tardía y la pelagra son ejemplos de dermatosis fototóxicas endógenas. Las fotodermatitis exógenas inducidas por fármacos o químicos se manifiestan como fototoxicidad (una tendencia para las quemaduras por el sol más fáciles de lo esperado) o como fotoalergia (una reacción inmunológica real que se presenta con dermatitis). La fototoxicidad inducida por fármacos se desencadena por UVA. La fotosensibilidad por contacto se presenta con plantas, perfumes y filtros solares. El filtro solar de oxibenceno (una benzofenona) es causa frecuente de dermatitis fotoalérgica. Las dermatosis que empeoran o se agravan por la exposición a la luz ultravioleta incluyen al lupus eritematoso sistémico y la dermatomiositis. Tienen fotosensibilidad 3% de las personas con dermatitis atópica, en especial las mujeres de edad media.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Cuando la fase inflamatoria aguda de la fototoxicidad tiene suficiente intensidad, se acompaña de dolor, fiebre, manifestaciones del tubo digestivo, malestar generalizado e incluso postración. Los signos incluyen eritema, edema y tal vez vesiculación y sudoración en superficies expuestas. Con frecuencia resulta exfoliación de la epidermis y alteraciones pigmentarias. La clave para el diagnóstico es la localización del exantema en áreas expuestas a la luz, aunque estos exantemas pueden generalizarse con el tiempo y abarcar inclusive áreas protegidas de la luz (eFig. 6–94). Quizá se afecte el labio inferior.
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B. Datos de laboratorio
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Las pruebas de sangre y orina son inútiles, a menos que se sospeche porfiria cutánea tardía por presencia de vesículas, cicatrices o miliaria (quistes blancos de 1 a 2 mm de diámetro) y fragilidad de la piel del dorso de las manos e hipertricosis facial. ...