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(Véase el capítulo 39 para cáncer esofágico)
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La pirosis, disfagia y odinofagia casi siempre indican un trastorno primario del esófago.
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La pirosis es la sensación de ardor retroesternal que a menudo se irradia al cuello. Se debe al reflujo de material ácido (o, rara vez, alcalino) al esófago y es muy específico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
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Las dificultades en la deglución surgen por problemas en la transferencia del bolo alimenticio de la bucofaringe a la parte alta del esófago (disfagia bucofaríngea) o porque se dificulta el transporte del bolo a través del cuerpo del esófago (disfagia esofágica). La anamnesis por lo general conduce al diagnóstico correcto.
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1. Disfagia bucofaríngea
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La fase bucofaríngea de la deglución es un proceso complejo para el que se necesita elevación de la lengua, cierre de la nasofaringe, relajación del esfínter esofágico superior, cierre de las vías respiratorias y peristalsis faríngea. Este proceso puede alterarse por varias afectaciones mecánicas y neuromusculares (cuadro 15–8). Los problemas en la fase bucal de la deglución causan babeo o escape de alimento de la boca, incapacidad para masticar o iniciar la deglución o resequedad bucal. La disfagia faríngea se caracteriza por una sensación inmediata de falta de avance del bolo alimenticio al nivel del cuello, la necesidad de deglutir en repetidas ocasiones para eliminar el alimento de la faringe, o tos o ahogamiento durante las comidas. Puede haber disfonía, disartria u otros síntomas neurológicos concomitantes.
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2. Disfagia esofágica
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La disfagia esofágica puede ser consecuencia de obstrucciones mecánicas del esófago o de trastornos de la motilidad (cuadro 15–9). Los individuos con obstrucción mecánica tienen disfagia, en especial para sólidos. Es recurrente, predecible y, si progresa la lesión, empeora a medida que se estrecha la luz. Los enfermos con trastornos de la motilidad presentan disfagia tanto para sólidos como para líquidos. Es episódica, impredecible y puede ser progresiva.
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