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La pirámide nasal es el hueso del cuerpo que se fractura con mayor frecuencia. La fractura se sugiere por crepitación o segmentos óseos móviles a la palpación. A menudo hay epistaxis y dolor, así como hematomas de tejidos blandos (“ojo morado”). Es importante comprobar que no haya un desnivel palpable del reborde infraorbitario, que indicaría la presencia de una fractura cigomática compleja. En ocasiones es conveniente la confirmación radiográfica, pero no es necesaria en fracturas nasales no complicadas. También deben valorarse otras lesiones faciales, pulmonares o intracraneales concomitantes posibles, cuando lo sugieren las circunstancias de la lesión, como en el caso de accidentes en automóvil y motocicleta.
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El tratamiento se dirige a conservar la permeabilidad de la cavidad nasal por largo plazo y la estética de la nariz. La reducción cerrada se puede realizar bajo anestesia local o general. Los datos de un metaanálisis reciente sugieren que, a pesar del menor costo que conllevan algunos métodos locales, con la reducción cerrada bajo anestesia general se logró mayor satisfacción del paciente y menor necesidad de practicar más adelante septoplastia o rinoplastia de revisión.
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En todos los casos es indispensable la exploración intranasal para descartar hematoma del tabique, que se manifiesta como ensanchamiento del tabique anterior, visible justo atrás de la columnela. El cartílago del tabique recibe su única nutrición de su mucopericondrio íntimamente adherido. Un hematoma subpericondral no tratado causa pérdida del cartílago nasal con la deformación resultante de nariz en silla de montar. Los hematomas del tabique pueden infectarse con mayor frecuencia con S. aureus y deben drenarse con una incisión en el mucopericondrio inferior a ambos lados y enviar el líquido a cultivo.
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El taponamiento por dos a cinco días suele ayudar a evitar la nueva formación del hematoma. Los antibióticos contra estafilococos (como cefalexina, 500 mg cada 6 h o clindamicina, 150 mg cada 6 h) se administran por tres a cinco días o lo que dure colocado el tapón, para aminorar el riesgo del síndrome de choque tóxico y el líquido expulsado se envía a laboratorio para cultivo.