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Se han intentado varias estrategias rápidas y poco costosas para curar el ronquido, con poco o nulo beneficio. La modificación de la alimentación y un régimen de ejercicio físico pueden generar mejoría, por la disminución de peso y la mejora del tono faríngeo, que surge en el acondicionamiento físico general. El cambio de posición durante el sueño puede ser eficaz, y los tratamientos muy antiguos y aceptados como pegar con cinta o coser una pelota de tenis al dorso de la camisa que se usa para dormir, a veces eliminan de forma satisfactoria los síntomas porque aseguran que el paciente dormirá de lado. Aunque se han respaldado muchos tratamientos farmacológicos, ninguno tuvo utilidad demostrada cuando se investigaron.
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El manejo anatómico del ronquido puede ser muy difícil. Como ocurre con la OSA, el ronquido puede provenir de diversos sitios de las vías respiratorias altas y el tubo digestivo. La corrección médica o quirúrgica de la obstrucción nasal puede aliviar los problemas del roncar, pero muchas intervenciones se orientan a mejorar el flujo de aire por la nasofaringe y la orofaringe. Entre las opciones no quirúrgicas están los dispositivos de avance del maxilar inferior diseñados para arrastrar la base de la lengua hacia delante, y la presión continua positiva de las vías respiratorias por medio de mascarilla facial o nasal. Resulta difícil que los pacientes cumplan con las dos opciones terapéuticas anteriores porque quienes roncan y no presentan OSA no se percatan de los beneficios fisiológicos de tales dispositivos, que sí perciben los pacientes con apnea del sueño.
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La corrección quirúrgica del ronquido se dirige por lo común al paladar blando. Las estrategias históricas comprendían la ablación de la mucosa redundante y la úvula, semejante a la uvulopalatofaringoplastia que se utilizó para la OSA. Sin importar las limitaciones del procedimiento que se use, es poca la utilidad de tales métodos, por el dolor posoperatorio, los gastos de la anestesia en general y las tasas altas de recurrencia. Debido a estas limitaciones, se utilizan de manera más generalizada estrategias basadas en técnicas de consultorio. Muchas de ellas se orientan a hacer rígido el paladar para evitar las vibraciones, en vez de extirparlo. Se han utilizado con resultados variables y con poca tolerancia del paciente, diversos métodos como la plastia por inyección contra los ronquidos, la fibrosis térmica por radiofrecuencia, y dispositivos palatinos implantables. Estas opciones pueden plantear problemas técnicos. Pueden surgir síntomas persistentes después del tratamiento, lo cual obliga a repetir los procedimientos, situación onerosa (y a veces dolorosa). La duración de estos procedimientos para aliviar los síntomas también es un aspecto poco conocido y los fracasos tardíos pueden ocasionar frustración por parte del paciente y del médico.
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