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1. SIALADENITIS

La sialadenitis bacteriana aguda en adultos afecta con mayor frecuencia las glándulas parótidas o submandibulares. Se manifiesta sobre todo con tumefacción aguda de la glándula, aumento del dolor e hinchazón con la alimentación e hipersensibilidad y eritema de la abertura del conducto. Con frecuencia es posible exprimir pus del conducto mediante masaje. Por lo general, la sialadenitis ocurre en casos de deshidratación o relacionada con una enfermedad crónica. Puede contribuir un síndrome de Sjögren subyacente. La obstrucción del conducto, a menudo por un tapón de moco impactado, va seguida de estasis salival e infección secundaria. El microorganismo que más a menudo se recupera de la saliva purulenta que drena es S. aureus. El tratamiento consiste en antibióticos intravenosos como nafcilina (1 g IV cada 4 a 6 h) y medidas para incrementar el flujo salival, como hidratación, compresas calientes, sialagogos (p. ej., gotas de limón) y masaje de la glándula. Es posible cambiar a un fármaco VO para terminar un ciclo de 10 días, con base en la mejoría clínica y microbiológica. Los casos menos graves se tratan con antibióticos por VO con un espectro similar. La hinchazón y el dolor de la parótida muestren resolución completa en dos a tres semanas. La falta de resolución del proceso con este régimen sugiere formación de absceso, estenosis ductal, cálculo u obstrucción tumoral. Son útiles la ecografía o CT para establecer el diagnóstico. En casos de enfermedad aguda, puede surgir una forma grave y potencialmente letal de sialadenitis supurativa. El microorganismo causal suele ser S. aureus, pero casi nunca drena material purulento por la papila de Stensen. Estos pacientes por lo general no responden a la rehidratación ni a la administración de antibióticos IV y en ocasiones es necesaria la ablación quirúrgica y drenaje para resolver la infección.

2. SIALOLITIASIS

La formación de cálculos en el conducto de Wharton (que drena las glándulas submandibulares) es más común que en el de Stensen (que drena las glándulas parótidas). En el cuadro clínico, el paciente describe dolor posprandial y tumefacción local, a menudo con un antecedente de sialadenitis aguda recurrente. Los cálculos en el conducto de Wharton suelen ser grandes y radioopacos, en tanto que los del conducto de Stensen por lo general son radiolúcidos y más pequeños; los que se encuentran muy cerca del orificio del conducto de Wharton pueden palparse de forma manual en el piso anterior de la boca y extraerse por la cavidad bucal dilatada o abriendo el conducto distal. Los que se encuentran a > 1.5 a 2 cm del conducto están muy cerca del nervio lingual para extraerse con seguridad de esta forma. Asimismo, la dilatación del conducto de Stensen, localizado en la superficie vestibular opuesta al segundo molar maxilar, suele aliviar la estenosis distal o permitir la expulsión de un cálculo pequeño. La sialoendoscopia para tratar la sialolitiasis crónica es mejor que la litotripsia con ondas de choque ...

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