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1. LINFADENOPATÍA CERVICAL REACTIVA
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Los ganglios linfáticos normales del cuello casi siempre son < 1 cm de largo. Las infecciones de la faringe, las glándulas salivales y la piel cabelluda suelen causar aumento de volumen y dolor de los ganglios linfáticos del cuello. Las personas con infección por VIH suelen tener ganglios aumentados de tamaño. Excepto por el ganglio ocasional que supura y requiere incisión y drenaje, el tratamiento se dirige a la infección subyacente. Una adenomegalia (> 1.5 cm) o un ganglio con centro necrótico que no se relaciona con infección evidente debe someterse a valoración más exhaustiva, en especial si el paciente tiene antecedente de tabaquismo, consumo de alcohol o de cáncer. Otras indicaciones frecuentes para biopsia por aspiración con aguja fina de un ganglio incluyen su persistencia o crecimiento continuo. Las causas frecuentes de adenopatía cervical son tumor (carcinoma epidermoide, linfoma, metástasis ocasionales de sitios que no son del cuello y la cabeza) e infección (nódulos reactivos, micobacterias [se revisan más adelante] y enfermedad por arañazo de gato). Las causas poco comunes de adenopatía incluyen enfermedad de Kikuchi (linfadenitis histiocítica necrosante) y adenopatía autoinmunitaria.
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Białek
EJ
et al. Mistakes in ultrasound diagnosis of superficial lymph nodes. J Ultrason. 2017 Mar;17(68):59–65.
[PubMed: 28439430]
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2. LINFADENITIS MICOBACTERIANA TUBERCULOSA Y NO TUBERCULOSA
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No son raras las tumoraciones granulomatosas del cuello. El diagnóstico diferencial incluye adenitis micobacteriana, sarcoidosis y enfermedad por arañazo de gato causada por Bartonella henselae. La incidencia de linfadenitis micobacteriana ha aumentado en pacientes con inmunodepresión e inmunocompetentes. El cuadro inicial común de la enfermedad granulomatosa en el cuello es la aparición de ganglios únicos o fusionados. La adenitis micobacteriana se extiende a la piel y drena en sentido externo (como se describió en el caso de micobacterias atípicas y se le conoció como escrófula), pero esta presentación tardía cada vez es menos común.
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Por lo general, la biopsia por FNA es el mejor estudio diagnóstico inicial: se puede realizar tanto citología como frotis en busca de bacilos acidorresistentes, cultivos y prueba de sensibilidad. Puede ser necesaria la biopsia con ablación de un ganglio. La PCR de FNA (o de tejido extirpado) es el método más sensible; es útil, en particular cuando los resultados de los procedimientos habituales no confirman el diagnóstico, pero persiste la impresión clínica congruente con la existencia de una infección tuberculosa. La biopsia por FNA tiene sensibilidad alta (88%, promedio), pero su especificidad es baja (49%); esto obliga a menudo a ablación y biopsia para confirmar el diagnóstico.
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En el cuadro 9–16 se muestran los tratamientos actuales recomendados de la linfadenopatía tuberculosa. En la linfadenopatía atípica (no tuberculosa), el régimen terapéutico depende de los resultados de sensibilidad del cultivo, pero los antibióticos que tal vez son útiles incluyen isoniazida y rifampicina por seis meses y etambutol cuando menos los dos primeros meses, todos en dosis estándar. Algunos ...