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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Fatiga, pérdida de peso, fiebre, sudores nocturnos y tos productiva.
Factores de riesgo para el contagio de la infección: exposición dentro del núcleo familiar, encarcelamiento, consumo de drogas, viaje a una zona endémica.
Radiografías de tórax: opacidades pulmonares, más a menudo en el vértice de los pulmones.
Bacilos acidorresistentes en el frotis de esputo o cultivo positivo para M. tuberculosis.
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La tuberculosis es una de las enfermedades más difundidas y letales a nivel mundial. M. tuberculosis, microorganismo que causa la infección y la enfermedad del mismo nombre, infecta al 33% de la población mundial. En 2014, hubo 9.6 millones de casos nuevos de tuberculosis en todo el mundo y 1.5 millones de personas fallecieron por esa causa. En Estados Unidos se estima que 11 millones de personas están infectadas por M. tuberculosis y que en 2014 se produjeron 9 421 casos activos. Para 2015, el número de casos de la enfermedad aumentó por primera vez en 23 años en 29 estados de la Unión Americana, en particular en Texas, California, Florida y Nueva York. La tuberculosis ocurre en forma desproporcionada en poblaciones en circunstancias desventajosas, como individuos desnutridos, indigentes y quienes viven en alojamientos inadecuados y en hacinamiento. La frecuencia de tuberculosis es mayor en personas positivas al VIH.
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La infección por M. tuberculosis se inicia cuando una persona susceptible inhala núcleos de gotitas aéreas que contienen microrganismos viables. Los bacilos de la tuberculosis que llegan a los alvéolos son fagocitados por macrófagos alveolares y, si el inóculo escapa a la actividad microbicida de estas células, se desarrolla la infección. Una vez que se establece esta última, por lo general tiene lugar la diseminación linfática y hematógena de la tuberculosis antes de la activación de una reacción inmunitaria eficaz. Esta etapa de infección, tuberculosis primaria, suele cursar asintomática y sin manifestaciones radiográficas. En la mayoría de las personas con inmunidad de mediación celular intacta, los linfocitos T y los macrófagos rodean a los microorganismos en granulomas que limitan su multiplicación y diseminación. La infección está contenida pero no erradicada, ya que pueden permanecer microorganismos viables latentes dentro de los granulomas durante años a décadas.
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Las personas con infección tuberculosa latente no tienen la enfermedad activa y no pueden transmitir el microorganismo a otras personas. Sin embargo, la enfermedad puede reactivarse si se deterioran las defensas inmunitarias del hospedador. En casi 6% de las personas con infección tuberculosa latente que no reciben tratamiento preventivo se presenta tuberculosis activa; la mitad de estos casos se registra en los dos años siguientes a la infección primaria. Algunos cuadros patológicos como gastrectomía, silicosis, diabetes mellitus o deterioro de la respuesta inmunitaria (como el caso de la infección por VIH, corticoterapia, inhibidores del factor de necrosis tumoral u otros inmunodepresores) se acompañan de un mayor riesgo de reactivación.
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