Los tumores carcinoides y de glándulas bronquiales se denominan en ocasiones “adenomas bronquiales”. Debe evitarse este término porque supone que las lesiones son benignas, cuando en realidad los tumores carcinoides y los carcinomas de glándulas bronquiales son neoplasias de baja malignidad.
Los tumores carcinoides son casi seis veces más frecuentes que los carcinomas de glándulas bronquiales y casi todos aparecen en la forma de crecimientos pedunculados o sésiles en bronquios centrales. Afectan por igual a ambos sexos. La mayoría de los pacientes es < 60 años de edad. Los síntomas comunes de tumores carcinoides bronquiales son hemoptisis, tos, sibilancias focales y neumonía recurrente; rara vez se localizan en la periferia y se presentan como nódulos pulmonares solitarios asintomáticos. Es raro el síndrome carcinoide (rubor, diarrea, sibilancias, hipotensión). La fibrobroncoscopia puede revelar un tumor de color rosa o púrpura en una vía respiratoria central. Estas lesiones tienen un estroma bien vascularizado y la biopsia puede complicarse por hemorragia copiosa. La CT permite localizar la lesión y vigilar su crecimiento con el tiempo. También se dispone de gammagrafía con octreótido para la localización de estas neoplasias.
Los tumores carcinoides bronquiales crecen con lentitud y rara vez hacen metástasis. Las complicaciones son hemorragia y obstrucción de las vías respiratorias en lugar de invasión tumoral y metástasis. En algunos casos es necesario extirparlos por medios quirúrgicos y el pronóstico suele ser favorable. Casi todas las neoplasias carcinoides bronquiales son resistentes a la radiación y a la quimioterapia (cap. 39).