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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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La hemorragia anormal es el signo de presentación en 90% de los casos.
El estudio de Papanicolaou casi siempre es negativo.
Después de una prueba de embarazo negativa se necesita tejido endometrial para confirmar el diagnóstico.
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El adenocarcinoma de endometrio es el segundo cáncer más frecuente del aparato genital femenino; tiene mayor prevalencia entre 50 a 70 años de edad. También son factores de riesgo la obesidad, nuliparidad, diabetes, ovarios poliquísticos con anovulación prolongada, tratamiento con estrógenos sin oposición con progestágenos y consumo generalizado de tamoxifeno para el tratamiento del cáncer de mama. Las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de colon (cáncer colorrectal hereditario sin poliposis, síndrome de Lynch) tienen un riesgo muy alto y la incidencia durante toda la vida es hasta de 30%.
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La hemorragia anormal es el signo de presentación en 90% de los casos; debe investigarse toda hemorragia en posmenopáusicas. El dolor suele presentarse en fases tardías de la enfermedad, con metástasis o infección.
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El estudio de Papanicolaou del cuello uterino muestra en ocasiones células endometriales atípicas, pero no constituyen un recurso diagnóstico sensible. Las biopsias endocervical y endometrial representan el único medio diagnóstico confiable. La histeroscopia simultánea es de gran utilidad para ubicar pólipos u otras lesiones dentro de la cavidad uterina. Se puede solicitar ecografía vaginal para determinar el grosor del endometrio como índice de hipertrofia y un posible cambio neoplásico. Reconocer una capa endometrial delgada en la ecografía es útil en casos en que se obtiene poco tejido a través de la biopsia de endometrio (eFig. 18–20).
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Es importante la valoración histopatológica para la diferenciación de las hiperplasias, que por lo general, se pueden tratar con hormonas.
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La biopsia endometrial pronta en pacientes con sangrado menstrual anormal o hemorragia uterina posmenopáusica revela muchos casos incipientes, así como clínicos, de cáncer endometrial. Las mujeres más jóvenes con anovulación crónica tienen riesgo de sufrir hiperplasia endometrial y cáncer endometrial subsiguiente. Se puede reducir el riesgo de hiperplasia casi por completo con el uso de anticonceptivos orales o tratamiento cíclico con progestágenos.
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La clasificación por estadios y ...