El prolapso de la válvula mitral sin insuficiencia mitral significativa suele cursar asintomática, pero puede asociarse con un síndrome de dolor torácico inespecífico, disnea, fatiga o palpitaciones. La mayor parte de los pacientes son mujeres jóvenes, delgadas y algunas tienen anomalías esqueléticas como tórax en embudo o escoliosis. A la auscultación, hay chasquidos mesosistólicos característicos que pueden ser múltiples y surgen de las cuerdas o del tejido valvular redundante. Si las valvas no se unen de forma apropiada, los chasquidos serán seguidos de un soplo sistólico tardío. Conforme empeora la insuficiencia mitral, el soplo se ausculta más hacia la sístole. Mientras más pequeña sea la cavidad del ventrículo izquierdo, mayor será el grado de prolapso de la valva y este hallazgo a la auscultación a menudo se ve acentuado en la posición sentada o durante la maniobra de Valsalva. Permanece como un tema de controversia si la muerte cardiaca súbita, presumiblemente atribuida a arritmias ventriculares, es más frecuente en pacientes con prolapso de la válvula mitral. El prolapso mitral progresa hacia insuficiencia significativa casi en tres a 16 años en casi 25% de los individuos.
El diagnóstico es principalmente clínico y se confirma con ecocardiografía. El prolapso mitral a menudo se asocia con enfermedad de la raíz aórtica y cualquier dato de dilatación aórtica en la radiografía torácica es indicación para angiografía por CT o por MRI. Si las palpitaciones son un problema, a menudo es de utilidad la vigilancia ambulatoria para diferenciar entre taquiarritmias de origen auricular o ventricular.