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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Evidencia clínica de insuficiencia cardiaca derecha.
No hay disminución o elevación de la presión venosa yugular con la inspiración (signo de Kussmaul).
Evidencia ecocardiográfica de desplazamiento del tabique y disminución de la velocidad de flujo a través de la válvula mitral con la inspiración.
En ocasiones puede ser difícil diferenciar de la miocardiopatía restrictiva.
Podría ser necesario el cateterismo cardiaco cuando las características clínicas y ecocardiográficas son dudosas.
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La inflamación pericárdica puede ocasionar un pericardio engrosado, fibroso, adherente que restringe el llenado diastólico y produce elevación crónica de las presiones venosas. En el pasado, la tuberculosis era la causa más común de pericarditis constrictiva, y continúa siéndolo en países subdesarrollados, pero es poco común en el resto del mundo. La pericarditis constrictiva rara vez ocurre después de pericarditis recurrente. El riesgo de pericarditis constrictiva por pericarditis viral o idiopática es < 1%. Su aparición se incrementa después de pericarditis inmunitaria o neoplásica (2% a 5%) y es más elevada después de pericarditis bacteriana purulenta (20% a 30%). Otras causas incluyen posoperatorio de cirugía cardiaca, radioterapia y colagenopatías. Un pequeño número de casos son inducidos por fármacos o secundarios a traumatismos, asbestosis, sarcoidosis o uremia. En ocasiones, puede coexistir un taponamiento pericárdico y pericarditis constrictiva, un trastorno conocido como pericarditis constrictiva con derrame. La única forma definitiva para diagnosticar este trastorno es revelar la fisiología constrictiva subyacente una vez que se ha drenado líquido pericárdico. La diferenciación de la pericarditis constrictiva de la miocardiopatía restrictiva puede requerir cateterismo cardiaco y la utilización de todos los métodos invasivos no invasivos disponibles.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Los síntomas principales son disnea lentamente progresiva, fatiga y debilidad. Suele haber edema crónico, congestión hepática y ascitis. La ascitis a menudo es desproporcionada con el grado de edema periférico. La exploración revela estos signos y el incremento en la presión venosa yugular con rápido descenso de la onda y. Esto puede detectarse al lado de la cama con observación cuidadosa del pulso yugular y observando un incremento aparente en la onda del pulso al final de la sístole ventricular (por una acentuación relativa de la onda v por el rápido descenso de y). El signo de Kussmaul (ausencia de disminución de la presión venosa yugular con la inspiración) es un dato frecuente. El vértice puede retraerse con la sístole y puede auscultarse un chasquido pericárdico al inicio de la diástole. Es poco frecuente el pulso paradójico y la fibrilación auricular es frecuente.
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B. Estudios diagnósticos
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En ocasiones la pericarditis constrictiva es extremadamente difícil de diferenciar de la miocardiopatía restrictiva y pueden coexistir las dos. Cuando es poco claro, el uso de cateterismo cardiaco y de pruebas no invasivas es necesario para realizar la diferenciación.