++
Los quistes simples constituyen 65% a 70% de todas las tumoraciones renales. Por lo común aparecen en la corteza externa y contienen líquido que podría ser ultrafiltrado plasmático. Se detectan de modo accidental en la ecografía. Los quistes simples suelen ser asintomáticos, aunque pueden infectarse.
++
El principal problema con los quistes simples es diferenciarlos de los malignos y de abscesos o de nefropatía poliquística. La enfermedad quística de riñones puede aparecer en pacientes sometidos a diálisis; los quistes pueden evolucionar y transformarse en malignos. Los métodos recomendados para valorar dichas masas son la ecografía y CT. Los quistes simples deben cumplir con tres criterios ecográficos para ser considerados benignos: 1) no tener ecos, 2) ser una masa perfectamente definida con paredes lisas y 3) una pared posterior con mayor contraste (que denota una transmisión satisfactoria a través del quiste). Los quistes complejos pueden tener paredes gruesas, calcificaciones, componentes sólidos y ecogenicidad mixta. En la CT los quistes simples deben tener una pared fina y lisa perfectamente delimitada y no deben adquirir más intensidad con los medios de contraste. El carcinoma de células renales mostrará dicho contraste más marcado, pero típicamente su densidad es menor que el resto del parénquima. Se puede utilizar arteriografía para valorar la masa en el preoperatorio. El carcinoma de células renales muestra hipervascularidad en 80% de los casos, hipovascularidad en 15% y es avascular en 5% de las situaciones.
++
Si un quiste cumple con los criterios de benignidad, el tratamiento de referencia es la revaloración periódica. Si la lesión no es compatible con un quiste simple, se recomienda la vigilancia con un urólogo y posiblemente intervención quirúrgica.
+
Cramer
MT
et al. Cystic kidney disease: a primer. Adv Chronic Kidney Dis. 2015 Jul;22(4):297–305.
[PubMed: 26088074]