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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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La deficiencia de vitamina A es uno de los síndromes más frecuentes por carencias vitamínicas, sobre todo en países en vías de desarrollo. En muchas de estas regiones, es la causa más común de ceguera. En Estados Unidos, la falta de esta vitamina casi siempre se debe a síndromes por absorción deficiente de grasa o abuso del aceite mineral laxante; es más frecuente en adultos mayores y personas de escasos recursos que habitan zonas urbanas.
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La ceguera nocturna es el primer síntoma. Los signos tempranos son la sequedad conjuntival (xerosis) y el desarrollo de pequeños parches blancos en la conjuntiva (manchas de Bitot). La ulceración y necrosis de la córnea (queratomalacia), la perforación, endoftalmitis y ceguera son manifestaciones tardías. Además, puede haber xerosis, hiperqueratinización de la piel y pérdida del sentido del gusto.
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La dificultad para adaptarse a la oscuridad sugiere fuertemente una deficiencia de vitamina A. Con frecuencia se observan concentraciones séricas inferiores al límite normal de 30 a 65 mg/100 mL en la deficiencia avanzada.
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La ceguera nocturna, los defectos de la cicatrización de heridas y otros signos de deficiencia temprana desaparecen con 30 000 unidades internacionales de vitamina A al día por VO durante una semana. El trastorno avanzado con daño corneal amerita la administración de 20 000 UI/kg por VO por lo menos durante cinco días. Los posibles efectos antioxidantes del β caroteno pueden obtenerse con complementos de 25 000 a 50 000 unidades internacionales de β caroteno.