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Se pueden preparar soluciones para apoyo nutricional parenteral a fin de aportar los nutrientes adecuados a la mayoría de los pacientes. La solución parenteral básica está compuesta de glucosa, aminoácidos y agua. También pueden agregarse electrólitos, minerales, oligoelementos, vitaminas y fármacos. Casi todas las soluciones comerciales contienen la forma monohidratada de dextrosa que suministra 3.4 kcal/g. Los aminoácidos cristalinos están disponibles en varias concentraciones, por lo que puede prepararse una gran variedad de soluciones que contengan cantidades específicas de dextrosa y aminoácidos según sean las necesidades.
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Las soluciones típicas para el apoyo nutricional por vena central contienen 25% a 35% de dextrosa y 2.75% a 6% de aminoácidos, según las necesidades calculadas de nutrientes y agua. Por lo general, estas soluciones tienen osmolalidad mayor de 1 800 mosm/L y es necesario administrarlas a través de una vena central. En el Cuadro 29–4 se presenta una solución típica para pacientes sin insuficiencia orgánica.
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También pueden prepararse soluciones con menor osmolalidad para administrar por venas periféricas. Las soluciones típicas para aplicarse por esta vía contienen 5% a 10% de dextrosa y 2.75% a 4.25% de aminoácidos; tienen osmolalidad de 800 a 1200 mosm/L y representan alta incidencia de tromboflebitis e infiltración. Estas soluciones aportan cantidades adecuadas de proteínas a la mayoría de los pacientes, pero calorías insuficientes. Debe proporcionarse energía adicional en forma de aceite de soya o cártamo emulsificados. Tales soluciones de lípidos intravenosas se encuentran disponibles en concentraciones al 10% y 25%, y proporcionan 1.1 y 2.2 kcal/mL, respectivamente. Las soluciones de lípidos para uso intravenoso son isoosmóticas y tolerables en venas periféricas.
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Los pacientes típicos reciben 200 a 500 mL de una solución al 20% cada día. Se puede administrar hasta 60% de las calorías de esta manera.
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También pueden suministrarse lípidos intravenosos a individuos que reciben apoyo nutricional por vía venosa central. En este caso, las concentraciones de dextrosa deben reducirse para aportar una concentración fija de calorías. Los lípidos intravenosos se relacionan con menor intolerancia a la glucosa, menor producción de dióxido de carbono y menor infiltración adiposa del hígado, y se utilizan cada vez más en pacientes con hiperglucemia, insuficiencia respiratoria y hepatopatía, así como en pacientes con grandes necesidades energéticas estimadas. El ritmo máximo de utilización de glucosa es de 5 a 7 mg/min/kg. Las personas que requieren calorías adicionales pueden recibirlas en forma de grasa para evitar la administración excesiva de glucosa. Los lípidos intravenosos también se utilizan para prevenir la deficiencia de ácido graso esencial. Aún no se establece la proporción óptima entre carbohidratos y lípidos en el apoyo nutricional parenteral.
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La administración de soluciones parenterales debe iniciarse con lentitud para prevenir hiperglucemia y otras complicaciones metabólicas. Las soluciones típicas se administran al principio a un ritmo de 50 mL/h y se incrementa esa misma cantidad cada 24 h hasta alcanzar el ritmo final deseado.
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