Todo paciente que recibe nutrición entérica o parenteral debe vigilarse de cerca. Está demostrado que los equipos formales de apoyo nutricional constituidos por un médico, una enfermera, un nutricionista y un farmacéutico reducen el índice de complicaciones.
Los pacientes deben vigilarse para comprobar que el tratamiento es el adecuado y evitar complicaciones o detectarlas en cuanto surjan. Como las estimaciones de las necesidades nutricionales son imprecisas, se requiere la valoración frecuente. Se debe registrar la ingestión de alimentos y compararla con las necesidades calculadas. Es preciso vigilar el peso corporal, el estado de hidratación y el estado clínico general. En los pacientes que no tienen la respuesta que se esperaba se puede realizar una valoración del equilibrio del nitrógeno mediante la siguiente ecuación:
Los pacientes con equilibrio positivo de nitrógeno pueden continuar con sus regímenes actuales; en aquellos con equilibrio negativo se indica un aumento moderado de la ingestión calórica y proteínica, y luego se los valora de nueva cuenta. La vigilancia para detectar complicaciones metabólicas incluye medición diaria de glucosa sérica, sodio, cloro, potasio, fósforo, magnesio, calcio y creatinina; y nitrógeno ureico sanguíneo. Una vez que el paciente se ha estabilizado, estos exámenes de laboratorio deben obtenerse al menos dos veces por semana. El folato eritrocítico, cinc y cobre deben revisarse por lo menos una vez al mes.