++
La pérdida de la potencia muscular puede ser consecuencia de alguna enfermedad central que afecte las neuronas motoras superiores e inferiores; provenir de enfermedades periféricas que afectan las raíces nerviosas, los plexos o los nervios periféricos; nacer de trastornos de la transmisión neuromuscular o de problemas primarios de músculos (miopatías). Los signos clínicos son útiles para identificar y localizar la lesión, y con ello disminuir el número de posibilidades diagnósticas.
++
La debilidad por lesión de la neurona motora superior se caracteriza por afectación selectiva de algunos grupos musculares y se acompaña de espasticidad, hiperreflexia tendinosa y respuestas plantares extensoras. El sitio de afectación de la neurona motora superior (piramidal) puede identificarse por la presencia de otros signos clínicos o por la distribución del déficit motor (eFigura 24–2). Las lesiones de neurona motora inferior originan consunción muscular y también debilidad con flacidez y arreflexia tendinosa, pero no hay cambios en las respuestas plantares, salvo que haya afectación de las neuronas que se distribuyen en la planta del pie. Las fasciculaciones pueden manifestarse en los músculos afectados. Asume importancia particular en la diferenciación entre lesiones de una raíz, un plexo o un nervio periférico, la distribución del déficit motor o de cualquier cambio sensitivo. En el caso de personas con alteraciones de la transmisión neuromuscular, la debilidad tiene una distribución irregular y dispersa, a menudo fluctúa en lapsos breves y no se acomapaña de cambios sensitivos. En los trastornos miopáticos la debilidad es más intensa en sentido proximal en las extremidades, y no se acompaña de pérdida sensitiva, deficiencia de esfínteres, ni de consunción muscular o arreflexia tendinosa (cuando menos hasta no llegar a una fase avanzada).
++